Uno de los impuestos más conocidos
El impuesto de vehículos con tracción mecánica, más conocido como 'impuesto de circulación' o 'rodaje', es una tasa de tipo anual.
La tenencia y el uso de un vehículo privado es un gran 'privilegio' y una gran necesidad para muchos españoles, un hecho que supone, además, asumir el pago de ciertos gastos fijos que, sí o sí, tendremos que asumir de manera anual. Hablamos del seguro del coche, del gasto de combustible, de las tasas de la ITV, del mantenimiento del coche...y del pago de los impuestos, claro.
Son varios los impuestos que debemos pagar y que están irremediablemente asociados a nuestro coche. Desde antes de pisar la calle por primera vez debemos abonar el impuesto de matriculación, así como, por supuesto, el IVA correspondiente a la compra. Si lo vendemos o si por el contrario lo compramos ya usado, deberemos hacer frente a impuestos de transmisiones o IVA, y de manera incontestable, todos los años debemos abonar el impuesto de circulación.
El mencionado impuesto de circulación, cuya denominación es "impuesto de vehículos de tracción mecánica" está asociado a la potencia del vehículo, su cilindrada y su configuración mecánica. De esta manera, no paga lo mismo un vehículo con un motor de 8 cilindros diésel que otro híbrido con cuatro cilindros. En un contexto como el que nos encontramos, ¿qué sucede si no pagamos a tiempo este impuesto?
El impuesto de circulación depende de los ayuntamientos
Cabe destacar que los impuestos de circulación no tienen dependencia estatal, sino que dependen de los diferentes ayuntamientos de la localidad en la que el vehículo esté matriculado. Una vez aclarado esto, se trata de un trámite administrativo, de forma que nunca nos van a inmovilizar el coche aunque nos detecten circulando sin haber abonado el impuesto.
No obstante, la primera consecuencia de abonar el impuesto de circulación tarde es...pagar más. Sí, tendremos que pagar ciertos recargos por haber incumplido los plazos. Si seguimos sin pagar el impuesto, comenzará el proceso de recaudación ejecutiva, y podemos a llegar a ver como Hacienda nos embarga el impuesto -con los correspondientes recargos- de nuestra cuenta corriente.
La otra consecuencia derivada del 'no-pago' del impuesto es la imposibilidad para realizar un cambio de nombre. Este mecanismo es una herramienta que utilizan las administraciones para forzarnos a tener nuestro coche al día, ya que en caso de que se deba algún impuesto no podremos cambiarlo de nombre, lo que en la práctica impide transferirlo y, por lo tanto, venderlo y ponerlo a nombre del comprador.
Si un coche tiene algún impuesto atrasado, deberemos acudir a nuestro ayuntamiento para que éste nos facilite las cartas de pago correspondientes y proceder entonces al pago de los tributos atrasados. Con los justificantes, podremos acudir a Tráfico para que éste actualice sus ficheros.