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MÁS SEGURIDAD Y TRANSPARENCIA

La DGT dará una segunda oportunidad a los coches declarados siniestro total con una condición

Si un conductor decide reparar o vender un vehículo después de haber sido calificado como siniestro total tras un accidente, tendrá que superar la ITV.

La Dirección General de Tráfico (DGT) sigue de reformas, al menos en lo que a materia legislativa se refiere. En la última batería de cambios nos hemos encontrado con las directrices que deben seguir todos los vehículos al final de su vida útil, la modificación en las bajas temporales… y con una segunda oportunidad para los coches que sean declarados siniestro total: si quieren volver a circular, tendrán que pasar una ITV obligatoria.

Tras un accidente de tráfico, un vehículo es calificado como siniestro total en el momento en el que su reparación es más cara que su valor venal, que es la valoración que tenía en el momento anterior a producirse el siniestro y que se calcula con unas tablas que publica el Ministerio de Hacienda. Aunque el porcentaje varía en función de la póliza que tenga contratada el conductor, normalmente la declaración se establece cuando el coste supera entre el 75 y el 100% del citado valor.

Lo lógico es pensar que si un coche ha recibido la calificación de siniestro total, el camino que seguirá es el del achatarramiento. Sin embargo, la última palabra la tiene el dueño del vehículo: será él quien se decante por repararlo, venderlo o escribir el punto final de su historia. En los dos primeros casos se aplicaría la nueva norma: tendrá que someterse a una Inspección Técnica de Vehículos antes de volver a circular o antes de entrar a formar parte del mercado.

Dos objetivos

La correspondiente revisión tendrá que ser llevada a cabo después de obtener la declaración de siniestro total y de haber hecho las gestiones pertinentes para poner el vehículo en marcha de nuevo. De esta forma, se garantiza que sigue cumpliendo con las condiciones de seguridad mínimas y obligatorias para circular.

Con esta reforma del reglamento, la Dirección General de Tráfico ha explicado que persigue un doble objetivo. En primer lugar pretende garantizar que cuenta con todos los requisitos técnicos requeridos y eso es algo que sólo se puede certificar en una estación de la ITV. En segundo lugar, la DGT quiere aportar transparencia y seguridad al mercado de segunda mano si el dueño del vehículo decide venderlo en algún momento. Y es que de esta manera se preverán posibles defectos que no hayan sido mencionados durante el proceso de compra.

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