PREVENCIÓN
En España, la lluvia es el fenómeno meteorológico más frecuente durante el invierno así que, muy probablemente, tengas que conducir en estas condiciones varias veces al año. Además de tomar las precauciones necesarias, hay un elemento que tenemos que revisar porque de él dependerá nuestra seguridad.
¿Sabes cuál es, en España, el fenómeno meteorológico más frecuente durante el invierno? La lluvia, que lleva presente varios días en buena parte de nuestro país. Todos los conductores saben cómo tienen que actuar al volante cuando llega el mal tiempo, pero muchos de ellos olvidan una revisión clave para evitar que un día de lluvia se convierta en una peligrosa trampa.
Según la Dirección General de Tráfico (DGT), con lluvia el riesgo de sufrir un accidente aumenta hasta un 70%. Razón por la que nos recuerda que debemos evitar las maniobras bruscas, adecuar la velocidad y ampliar la distancia de seguridad. Estas son las tres normas básicas a las que se une una verificación fundamental, que adquiere una especial importancia en los meses más fríos del año.
El temido aquaplaning
Antes de que comience el otoño y, sobre todo, antes de la llegada del invierno, Midas aconseja revisar los neumáticos para comprobar que están en buen estado. Son el elemento de seguridad más importante de tu coche porque es el único punto de contacto con el asfalto. Euromaster apunta que, en invierno, su mal estado es la causa del 30% de los accidentes que se producen.
¿Qué es lo primero que tenemos que verificar? La banda de rodadura o dibujo del neumático: es la encargada de aportar la adherencia adecuada al coche… siempre y cuando esté en buen estado. Recuerda que, por norma, la profundidad mínima es de 1,6 milímetros, aunque los expertos recomiendan que no baje de los dos milímetros.
Un desgaste excesivo puede dar lugar a un incidente porque si la banda de rodadura no tiene la profundidad adecuada, cuando circulemos con lluvia, no podrá expulsarla por los laterales. Esto puede provocar que el coche patine o que sufra aquaplaning: el agua pasa por debajo de la rueda, como si fuera una cuña, y pierde agarre. Si notas que el coche flota, levanta el pie del acelerador y sujetar el volante con fuerza para que las ruedas sigan expulsando agua mientras se aminora la velocidad y ganan tracción.
La presión y la velocidad
Un parámetro que debemos revisar cuando hay lluvia es la presión de los neumáticos, si nuestro coche no va equipado con unos compuestos de invierno o unos ‘all-season’. La DGT recomienda llevar la presión recomendada por el fabricante, pero Midas aconseja incrementarla entre 0.4 y 0.7 bares para reducir el riesgo de aquaplaning.
Por último, mantén una velocidad adecuada a las condiciones climatológicas para evitar sustos innecesarios. Si vamos a un ritmo elevado, el coche tardará más en frenar: según la DGT, varios estudios concluyen que la diferencia entre frenar en asfalto seco a 90 km/h y hacerlo con sobre mojado es de 32 metros más.