LAS CLAVES PARA CIRCULAR CON SEGURIDAD

Lluvia al volante: ¿cuál es el peor momento para conducir?

La seguridad a bordo de nuestros coches es fundamental para conseguir una conducción agradable y relajada. La lluvia puede convertirse en un enemigo si no sabemos gestionarla, para lo que es importante saber cómo va a comportarse nuestro coche en cada momento.

Conducir es para muchos un acto rutinario, para otros un acto de libertad e incluso un entretenimiento. Se trata de una acción que millones de españoles llevamos a cabo a diario, a bordo de vehículos que en los últimos años han evolucionado de manera más que notable pero que, al menos de momento, no tienen la capacidad de controlar cuáles van a ser las condiciones meteorológicas a las que nos vamos a enfrentar durante la conducción.

Son muchos los conductores que saben que conducir con lluvia requiere tomar una serie de decisiones para mejorar la seguridad al volante, ya que conducir sobre asfalto seco poco tiene que ver a hacerlo en condiciones de suelo húmedo. Por si fuera poco, bajo situaciones de lluvia intensa la visibilidad también empeora, de forma que los conductores debemos ser conscientes de que nuestro vehículo va a comportarse de manera diferente dependiendo de cómo sea la situación atmosférica que estamos atravesando.

Conducir con lluvia: ¿cuándo es el peor momento?

Lo cierto es que conducir con lluvia debería suponer un cambio bastante importante en el comportamiento del conductor: ampliación de la distancia de seguridad, reducción en la velocidad de circulación, activación de sistemas de iluminación... sin embargo, pocos conductores conocen que el asfalto no se comporta igual cuando ha empezado a llover, cuando acaba de terminar o cuando lleva un tiempo cayendo agua. La adherencia no es la misma y, por tanto, debemos actuar en consecuencia.

De hecho, la creencia popular apunta a que cuanto más llueve, peor adherencia encontramos en la carretera. En realidad, es un error: el peor momento es precisamente cuando empieza a llover, momento en el que las primeras gotas de agua disuelven la mayoría de elementos presentes en el asfalto: polvo, arena, restos de fluidos (aceites, refrigerante...) creando una película altamente deslizante. Es en ese momento cuando debemos extremar las precauciones al volante.

Pasados unos minutos, la lluvia (si sigue cayendo) comenzará a "lavar" el asfalto y los neumáticos, dejándolos libre de cualquier elemento extraño y, por tanto, haciendo que la superficie sea más adherente. Por tanto, si comienza a llover, extrema las precauciones: durante los primeros minutos no deberías tomar ningún riesgo, conduciendo con suavidad, sin buscar los límites de adherencia en ningún momento.