TRES SENCILLOS PASOS
Cuando conducimos, nuestra visión no controla todo lo que sucede a nuestro alrededor: por esta razón, el papel de los retrovisores resulta fundamental.
Nuestra visión no cubre todas las direcciones y, por esta razón, cuando nos sentamos al volante tenemos un punto ciego o ángulo muerto que, en determinados casos, puede implicar situaciones de gran riesgo: adelantamientos, desplazamientos laterales, cambios de carril… Si tu coche no cuenta con los sistemas encargados de avisarte de la presencia de un vehículo, te explicamos cómo debes ajustar tus retrovisores.
El ángulo muerto es esa zona lateral del coche en la que el conductor no tiene visión mediante ningún espejo retrovisor: ni el interior ni los laterales. Como decíamos hace un momento, los vehículos nuevos cuentan con ayudas a la conducción como el BLIS que es capaz de detectar la presencia de cualquier vehículo en ese espacio al que nuestros ojos no llegan para avisarnos mediante una señal acústica, luminosa o con la vibración del volante.
La Regla de los 15 grados
Sin embargo, los modelos más antiguos no cuentan con este sistema de seguridad… y teniendo en cuenta que la edad media del parque automovilístico español supera los doce años, estos coches son mayoría. Para ellos existe la Regla de los 15 grados: una forma de orientar los espejos exteriores que nos permite controlar a los vehículos que circulan a nuestro alrededor sin perderlos de vista cuando desaparecen del retrovisor interior. Es tan sencillo como seguir estos tres pasos:
· Retrovisor interior: colócalo como siempre, es decir, abarcando toda la luneta trasera.
· Retrovisor exterior izquierdo: inclina tu cabeza hacia la izquierda hasta que toques la ventanilla y sin cambiar de posición, ajusta el retrovisor para que puedas ver la esquina trasera del coche.
· Retrovisor exterior derecho: inclínate hacia el otro lado y coloca el espejo de la misma forma.
¿Cómo comprobar que los retrovisores están bien ajustados?
La única manera de saber si los espejos exteriores están bien colocados es en la práctica, es decir, conduciendo. Cuando circules y un vehículo que se acerque por detrás se cambie de carril, tendrás que verlo primero por el espejo retrovisor interior y cuando desaparezca de éste estará en uno de los exteriores. Para comprobar que el ajuste es correcto esta transición no debería sufrir retrasos y, por lo tanto, no tendrías que perder de vista al vehículo en ningún momento.