Está claro que el mundo del automóvil vive una
burbuja, la cual parece que no tiene pensado dejar de inflarse por el momento. Prueba de ello son los precios que consiguen algunos modelos en subastas o ventas privadas, consiguiendo superar el récord anterior de "". Muchos de estos modelos de precios astronómicos son clásicos,
objetivo prioritario de entusiastas, coleccionistas e inversores. Al valor histórico que tienen (por el coche en sí mismo y, en algunos casos, por el pedigrí en competición) hay que sumarle el margen de negocio que puede conseguirse con ellos. Y es que estos modelos son ahora mismo
un método de inversión más que un coche para conducir. Pero no sólo afecta a los clásicos, también a los modernos (a todos, de hecho). Hay un
concesionario en Luxemburgo que vende un
¿Precio? 10 millones de euros. Unas
cinco veces más de lo que costaba cuando salió del concesionario, en marzo de 2014 en el caso de esta unidad en concreto. Si bien es un modelo de producción limitada (499 ejemplares en todo el mundo) y una obra magistral de ingeniería con 963 CV, es un
precio desorbitado: el precio de un LaFerrari en el mercado ronda actualmente los 3 millones, un precio algo superior -de media- a cuando era nuevo, y unas tres veces menos de lo que piden por esta unidad pintada en rojo, con techo y llantas negras y sólo 1700 kilómetros recorridos. Además,
en el volante tiene la inscripción "Tributo a Enzo Ferrari", en homenaje al fundador de la marca.
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