La segunda generación del ya está lista para su comercialización. Será después del verano cuando la firma británica inicie las entregas, si bien los más impacientes ya pueden formalizar los pedidos en los distribuidores. Estéticamente la nueva generación es muy parecida a la anterior y esto a pesar de haber crecido en anchura.
De diseño dinámico y elegante, la firma no ha querido alterar demasiado la fórmula que tan buenos resultados comerciales le ha dado hasta ahora.
Entre las novedades de la nueva carrocería hay que señalar el enorme techo panorámico de cristal,
el sistema Activity Key que te permite usar una pulsera para abrir y cerrar el coche, el
portón posterior "manos libres", los respaldos traseros abatibles en tres partes o la suspensión neumática autonivelante. La ventaja del Sportbrake está en su
mayor versatilidad y la buena capacidad de carga que oscila entre los 565 y 1.700 litros. Además existen ganchos y otras soluciones para sujetar la carga, de manera que aquello que llevemos no estará "dando tumbos".
La oferta de motores en gasolina contempla por ahora
el 2.0i Turbo con 250 CV de potencia. Algo más adelante se sumará en ciertos mercados el 3.0 V6 con 380 CV, de momento exclusivo para Estados Unidos pero que quizás también termine llegando a nuestros concesionarios. En diésel la oferta está formada por los
2.0d de 163, 180 y 240 CV de potencia, y el 3.0d V6 con 300 CV. Dependiendo de la opción elegida podrán ir asociados a la tracción sencilla o total, y a la caja manual de seis relaciones o bien la automática con ocho velocidades. La gama del
nuevo XF Sportbrake está en venta desde 45.600 € con el nivel de terminación Pure y culmina con la versión 3.0TDV6 de 300 CV, tracción total, caja automática y nivel de acabado "First Edition", que tiene un precio de 81.990 €.