Un deportivo en el que menos es más
Para continuar con nuestra décima temporada, celebramos el 25 aniversario del Lotus Elise.
“Simplifique y luego añada ligereza.” Sin duda, es una de las frases más célebres de Colin Chapman, el que fuera fundador de Lotus. Y esos mismos principios fueron los que llevaron a la firma de Hethel a crear, en 1995, uno de los deportivos más icónicos y admirados por los amantes de los deportivos extremos: el Lotus Elise.
El Elise aplicaba soluciones muy novedosas para aquella época, como el chasis monocasco de aluminio extruido o el motor central, propias de la categoría reina. La primera generación marcaba en báscula 720 kilos y su motor rendía 120 caballos. Puede parecer poco, pero gracias a su contenido peso, era capaz de acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en solo 5,2 segundos.
A pesar de no contar con ningún tipo de ayudas electrónicas a la conducción, el comportamiento de este pequeño deportivo era soberbio, gracias a su ligereza y al buen reparto de pesos.
Presentaba una capacidad de frenada y una velocidad de paso por curva propia de modelos mucho más potentes y caros. Este pequeño descapotable de espartano interior y carrocería de fibra de vidrio ha ido evolucionando con los años. La generación actual ha subido algo de peso, hasta los 860 y 924 kilos, dependiendo de la versión. Pero también ha incrementado la potencia con su nuevo motor, entregando entre 136 y 246 caballos en su variante más extrema.
La receta es sencilla: poco peso, buen chasis y un motor potente. Así logran los ingenieros de Lotus crear modelos ágiles y divertidos. 25 años se cumplen de aquella presentación en sociedad del Elise, un deportivo único que se ha mantenido fiel a la filosofía Lotus.
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