UN DEFECTO POCO CONOCIDO, PERO MUY MOLESTO
Los neumáticos son una parte fundamental de nuestro coche, y están expuestos a muchos esfuerzos y a condiciones de funcionamiento muy exigentes, por lo que es relativamente normal que aparezcan defectos que hay que solucionar
Los neumáticos de nuestros automóviles son una pieza esencial que a menudo pasa desapercibida pero desempeña un papel crucial en nuestra experiencia de conducción. Más allá de ser simples elementos de caucho que mantienen el vehículo en contacto con el suelo, estos componentes son responsables de la estabilidad, tracción y maniobrabilidad del vehículo. La elección del tipo de neumático adecuado puede influir en aspectos como el confort del viaje, el consumo de combustible y, sobre todo, la seguridad.
Como todos podemos llegar a pensar, su uso está ligado a unas condiciones de funcionamiento relativamente exigentes, ya que tienen que hacer frente al propio peso del vehículo, a la abrasión del asfalto, a todo tipo de condiciones meteorológicas que en algunos casos son extremas y, por supuesto, a los esfuerzos dinámicos provocados durante la circulación (cambios de dirección, frenada, aceleración, irregularidades de la calzada...)
Por eso, es relativamente normal que puedan surgir pequeños defectos en el neumático más allá del propio y lógico desgaste de la banda de rodadura. Uno de los defectos más molestos y, a la vez, más difícil de diagnosticar es el conocido popularmente como "taqueo", un problema que puede desembocar, incluso, en la necesidad de sustituir los neumáticos en los casos más extremos. ¿Habías oído hablar de este fenómeno?
El conocido como "taqueo" hace referencia a un desgaste irregular de la banda de rodadura del neumático. El "taqueo" surge de la fricción entre los neumáticos y la superficie del pavimento, dando como resultado mencionado desgaste desigual de la banda de rodadura. Esto ocurre cuando los tacos que forman el dibujo del neumático se erosionan de manera más pronunciada en ciertos puntos de contacto con el asfalto debido a una fricción variable pero constante.
Inicialmente, este problema puede pasar desapercibido, y de hecho a simple vista no se puede detectar, pero a medida que se agrava, el conductor comienza a notar molestias como ruido y una más que evidente vibración del vehículo al circular, especialmente en intervalos de velocidad concretos. Con el tiempo, estos síntomas del taqueo también pueden ser visibles a simple vista, ya que el neumático comienza a adquirir una apariencia similar a la de los dientes de una sierra, con irregularidades evidentes en su superficie.
Cuando esto sucede tenemos dos opciones: si hemos conseguido detectar el problema en las fases iniciales, es muy recomendable realizar un intercambio de neumáticos, colocando los traseros en el eje delantero y viceversa. Así conseguiremos igualar los pesos y las fuerzas a las que son sometidos los neumáticos, "borrando" las irregularidades y provocando un desgaste más regular y uniforme. Si esta solución no surte efecto, no tendremos más remedio que sustituir los neumáticos afectados que, por norma general, suelen ser los traseros.