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¿Tienes un coche automático? Las tres peores averías que debes evitar

Las coches equipados con cajas de cambio automáticas son cada vez más comunes. Gracias a los avances técnicos, es posible encontrar diferentes tipos de cajas, que por otro lado pueden sufrir ciertos problemas que merece la pena atajar a tiempo

En los últimos años, la industria automotriz ha experimentado una notable evolución técnica, especialmente en el desarrollo de las cajas de cambio automáticas. Estos sistemas han avanzado mucho, ofreciendo mayor comodidad, eficiencia y rendimiento a los conductores. Tanto, que a día de hoy la gran mayoría de vehículos que se matriculan en nuestro país lo hacen equipados con una caja de cambios automática.

Las cajas de cambio automáticas han pasado de ser una opción de lujo a convertirse en un equipamiento de serie en muchos vehículos modernos. Además, hay numerosos tipos de cajas de cambios automáticas en el mercado, tanto convencionales con convertidor de par como de doble embrague (DCT), sin olvidarnos de las continuamente variables (CVT).

Las cajas de cambio de doble embrague han ganado mucho protagonismo en los últimos años. Estas transmisiones utilizan dos embragues separados para las marchas pares e impares, lo que permite cambios de marcha extremadamente rápidos y suaves, permitiendo incluso mejorar las prestaciones respecto a las mismas versiones con cambio manual. Por otro lado, las CVT no tienen engranajes fijos. En su lugar, utilizan un sistema de poleas y una correa para proporcionar una gama continua de relaciones de transmisión. Esto da como resultado una conducción más suave y una mejor eficiencia de combustible, aunque a veces a costa de una sensación menos directa en la aceleración.

Las transmisiones automáticas modernas ahora vienen con un mayor número de marchas, lo que mejora la eficiencia del combustible y el rendimiento. Más marchas permiten al motor operar más cerca de su rango óptimo de revoluciones, mejorando la economía de combustible y la aceleración. A pesar de los avances tecnológicos, las cajas de cambio automáticas pueden sufrir averías de diversa consideración, que merece la pena reconocer a tiempo para así intentar minimizar sus consecuencias.

Las tres peores averías que pueden surgir en una caja automática

1. Fallo en el sistema de tracción: el convertidor de par o el paquete de embragues es crucial para transmitir la potencia del motor a la transmisión. Un fallo en estas piezas puede provocar una pérdida de potencia y una disminución en la eficiencia del combustible. Los síntomas de un convertidor de par defectuoso incluyen vibraciones excesivas, ruido inusual y sobrecalentamiento. La reparación de esta avería puede ser costosa y, en algunos casos, puede requerir el reemplazo completo de la transmisión.

2. Deslizamiento de la transmisión: este problema ocurre cuando la transmisión cambia de marcha sin motivo aparente o no es capaz de mantener la marcha seleccionada. Las causas pueden ser varias: desde bajos niveles de fluido de transmisión hasta daños en los componentes internos. El deslizamiento puede provocar una conducción peligrosa y dañar aún más la transmisión si no se aborda de inmediato. La reparación puede llegar al punto de necesitar una reconstrucción o reemplazo de la transmisión.

3. Fallo del módulo de control de la transmisión: El TCM es responsable de controlar las funciones de la transmisión. Un fallo en este módulo puede causar problemas en el cambio de marchas, empeorar la aceleración o reducir la eficiencia en cuanto a consumo de combustible. Las causas comunes de fallo del TCM incluyen el desgaste, el sobrecalentamiento y problemas eléctricos. La reparación puede implicar, incluso, la reprogramación o el reemplazo del TCM, lo cual puede ser caro y complicado.

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