TRUCAZO RÁPIDO, FÁCIL Y BARATO
El aluminio y nuestros coches están más relacionados de lo que parece. Y es que este material ya forma parte de la inmensa mayoría de estructuras de nuestros vehículos, aunque también es posible utilizarlo para otras tareas, entre las que se encuentra la limpieza. ¿Cómo es posible?
Nuestros coches necesitan su dosis de mantenimiento regular: al fin y al cabo, se trata de cuidar la "salud mecánica" de sus componentes, algo básico si queremos que nuestro coche tenga una vida útil larga y tranquila, con la menor incidencia posible de averías y problemas. Y es que un vehículo con años y kilómetros puede contar con unos componentes mecánicos al 100% siempre y cuando los hayamos cuidado correctamente.
No obstante, es lógico pensar (y de hecho, así es) que otros aspectos de nuestro vehículo, como el plano estético, se produce un cierto desgaste con el paso del tiempo y los kilómetros, fruto básicamente del uso. De esta manera es posible encontrarse coches con un aspecto algo descuidado tanto por dentro como por fuera que, sin embargo, cuentan con un desgaste mínimo en el plano mecánico. De cualquier forma, tener limpio nuestro coche es más fácil de lo que parece.
Lavar de manera regular nuestro vehículo es, sin duda, una buena idea. Ya no sólo por el hecho de que se vea mejor (que también) sino también porque permite detectar posibles fallos o defectos de manera más sencilla y, por supuesto, valorarlo de mejor manera en caso de que estemos pensando en venderlo o cambiarlo. Y pese a que para muchos es una tarea totalmente prescindible o incluso cara, algunos trucos nos permiten mantener nuestro coche de la mejor manera posible.
Seguro que te has fijado en que tu coche cuenta con elementos cromados (por ejemplo en los tubos de escape), elementos metálicos que cuando son nuevos brillan y lucen estupendos, pero que con el paso del tiempo se van deteriorando, afectando negativamente a la imagen de lanza nuestro vehículo. Recuperar su condición original es muy complicado ya que se necesitan limpiadores químicos que generalmente son caros y muy agresivos, pero existe la posibilidad de recuperar su brillo con un truco casero fácil y barato.
Aquí es donde entra en juego el papel de aluminio: su condición y estructura lo hacen resistente pero, a la vez, lo suficientemente blando y dúctil como para pulir el metal cromado. Tan sólo necesitas una pequeña bola de papel de aluminio y frotarlo suavemente contra la superficie metálica que quieres restaurar. Si quieres que la limpieza sea menos agresiva, puedes humedecer ligeramente la superficie, y así conseguirás un acabado aún más brillante.
Eso sí, recuerda que este truco sólo te servirá en caso de que la superficie que vayas a restaurar sea metálica, ya que si lo haces sobre una superficie pintada o revestida, se deteriorará rápidamente.