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Para evitar mayores riesgos

Vacaciones en coche : las 5 averías más comunes y cómo evitarlas

El éxodo masivo del verano comenzará en breve, pero antes de afrontarlo a los lomos de nuestro coche es necesario revisar una serie de aspectos cruciales.

Después del desolador año 2020 y de estar experimentando de manera paulatina una vuelta a la normalidad es completamente comprensible que haya ganas de irse de vacaciones. Con las medidas de seguridad ante la pandemia más relajadas y con la apertura de fronteras, el éxodo masivo de personas este verano está más que garantizado. Aún así, no solo debemos ser prevenidos con el COVID-19, sino también con nuestro coche, al que tendremos que revisarle ciertos aspectos antes de emprender el viaje.

Y es que no debemos olvidar que, con los tiempos que corren, serán muchos los que opten por este medio de transporte para realizar sus vacaciones. Sin embargo, nuestro coche no está exento de sufrir averías capaces de no solo truncar el viaje, sino también ponernos en peligro a nosotros y a los demás usuarios de la vía. Hoy vamos a analizar cuáles son y cómo evitarlas.

1. Pinchazos

Los neumáticos son el elemento que conecta a nuestro coche con el suelo, por lo que resulta de suma importancia mantenerlos en buen estado. Antes de emprender nuestra marcha es necesario comprobar la presión de los mismos, que el dibujo esté en buen estado y que se acojan a las condiciones climatológicas.

Sin embargo, esto no evitará que podamos sufrir un pinchazo en la carretera. En caso de que suceda, deberemos estacionar lo antes posible en un lugar seguro, colocar los triángulos de emergencia, colocarnos el chaleco reflectante y realizar la operación de la manera más segura posible.

Si contamos con una rueda de repuesto debemos seguir los siguientes pasos: buscar un elemento pesado y sólido y colocarlo justo delante del neumático en diagonal al que esté pinchado para evitar que este ceda mientras esté levantado; buscar el hueco ideado para colocar el gato y aflojar las tuercas previo a levantar el vehículo; elevar el coche para sacar las tuercas y retirar la rueda; introducir la rueda de repuesto y apretar lo suficiente las tuercas para que esta no se salga; bajar el coche y terminar de apretar las tuercas.

2. Calentamiento del coche

Las altas temperaturas en verano pueden provocar que no solo recurramos más de lo habitual a la climatización de nuestro coche, sino que también este experimente calentamientos capaces de provocar averías si no sabemos cómo afrontarlos. Aunque no, no siempre es por el calor externo, sino por elementos mecánicos que fallan.

Uno de los casos más habituales de subida de temperatura del motor es debido a la falta de líquido refrigerante. Para evitarlo, es necesario revisar el nivel del mismo antes de salir de viaje y comprobar que el manguito no tiene ninguna fuga. En caso de que experimentemos un alto consumo del líquido, no haya fugas y veamos humo blanco por el tubo de escape podría tratarse de la junta de culatas, una reparación que implica un alto desembolso.

Otro punto a revisar es el radiador, cuya obstrucción puede deberse a una mala circulación del refrigerante y a las impurezas reflejadas en los conductos. Para evitarlo, no está de más recurrir a un limpiador capaz de desatacar las “tuberías” de nuestro coche.

El termostato o el ventilador también pueden jugarnos una mala pasada en este aspecto si su funcionamiento no es el adecuado, provocando que se caliente en exceso el motor por culpa de no haberlos revisado antes de emprender nuestro viaje.

3. Exceso de consumo de combustible

Cuando circulamos por autopista en busca de nuestras vacaciones de ensueño queremos que todo sea idílico, incluso en lo que al propio coche se refiere. Una forma muy sencilla de estropear esa calma es por medio de un consumo de combustible excesivamente alto, y a veces los motivos no tienen nada que ver con que te pese el pie derecho.

Uno de los principales encargados de provocar anomalías en el consumo de combustible es el filtro de aire. En caso de que este se encuentre deteriorado o en mal estado, puede provocar un comportamiento anormal en el motor. Su principal función es la de retener todo tipo de elementos del exterior y evitar que accedan a nuestro coche, por lo que su buen estado es fundamental, así como el del filtro del combustible y el del aceite.

Otro aspecto fundamental para garantizar un consumo adecuado y normal son los inyectores. Los depósitos que se acumulan en los orificios de los inyectores provocan que estos se obstruyan poco a poco, lo que puede derivar no solo en un mayor consumo de combustible, sino también en una pérdida de potencia.

El caudalímetro, sensor evocado a medir la cantidad de aire aspirada por el propulsor para así regular la cantidad de combustible que debe inyectar, puede ser otro causante de un exceso de consumo de combustible. En caso de que falle, puede enviar lecturas erróneas al motor, provocando que el funcionamiento sea errático.

4. Problemas en la frenada

Creemos que no es necesario explicar la importancia que tiene un equipo de frenos en buen estado. Y es que de lo contrario estaremos expuestos a sufrir importantes incidentes que, insistimos, no solo pueden ser peligrosos para nosotros, sino también para los demás usuarios de la vía.

Para asegurarnos de que nuestros frenos se encuentran en plenas facultades, existen una serie de síntomas que se encargarán de alertarnos de que algo no está funcionando adecuadamente. Una excesiva carrera -o recorrido- del pedal puede advertirnos de que tanto el líquido de frenos como las pastillas están en las últimas.

Si las culpables son las pastillas, deberemos cambiarlas inmediatamente; si por el contrario el causante es el líquido de frenos, tendremos que comprobar que no haya ninguna fuga, purgar o limpiar el sistema y rellenarlo.

Si notamos un tacto del pedal de frenos esponjoso puede deberse, una vez más, al líquido de frenos. Y es que en caso de que este esté mezclado con agua puede generar esta sensación, aunque otros elementos también pueden provocarla, tales como los latiguillos o el pistón de la pinza o la propia pinza, que puede estar gripada.

Si el pedal está demasiado duro puede ser consecuencia del líquido de frenos, componente que se convierte en numerosas ocasiones en el causante de diversos problemas, por lo que debemos estar siempre pendientes del mismo. También puede ser debido a que las propias pastillas de freno estén cristalizadas.

5. Comportamiento extraño del coche

A veces no notamos nada en concreto, pero sí un comportamiento poco habitual del coche, con vaivenes, inestabilidad y una sensación de aplomo baja. Aunque puedes pensar que simplemente es sugestión, lo cierto es que estos síntomas puedan estar escondiendo una situación bastante más grave.

Esto puede deberse a una suspensión gastada o en mal estado, con unos amortiguadores que requieren de un cambio inmediato. Algunos factores que pueden indicarnos este contexto son: excesivo gasto de neumáticos, ruidos anormales al afrontar badenes o resaltos, vibraciones en frenadas fuertes o comportamiento poco habitual a la hora de afrontar curvas o desnivel de la carrocería entre otros.

También es necesario revisar la dirección, que no tenga holguras ni ruidos extraños y que esté bien alienada, así como comprobar el estado de la cremallera y el líquido de la dirección. De lo contrario podremos experimentar fenómenos como desvío del coche pese a estar indicando una trayectoria con el volante, dirección rígida o exceso de consumo, puesto que un apoyo ineficaz -ya sea por la dirección, mal estado de los neumáticos o problemas de suspensión- puede verse reflejado en la cantidad de carburante que “bebe” nuestro coche.

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