0 A100 KM/H EN 2,9 SEGUNDOS
Nos subimos al Mclaren 720S, un superdeportivo obra de ingenieros que desarrollan modelos Fórmula 1. Un 'cuasi' carreras-cliente, un coche de competición matriculado... llámalo como quieras.
Esta semana, Alvaro Turiel ha tenido el privilegio de ponerse al volante del McLaren 720S, un superdeportivo que parece esculpido por el viento y toda una oda a las mecánicas de combustión.
Las formas suaves contrastan con la tensión de sus líneas, remarcando los pasos de rueda y aquellos elementos que buscan su espacio, como las luces o las múltiples entradas y salidas de aire. Culminando en la trasera con un enorme difusor en el lugar que suelen ir los tubos de escape. Que van situados justo debajo del alerón retráctil; todo sea por la aerodinámica.
Hay algunos coches, pocos, que son capaces de superar el paso del tiempo y mantenerse durante décadas. McLaren lo hizo con el F1 en los ’90 y seguramente este 720S sea otro ejemplo, no solo por su espectacular diseño.
También por su motor, situado en posición central, justo detrás de los asientos. Se trata de un V8 de cuatro litros, biturbo, capaz de entregar 720 caballos de potencia.
Asociada a este motor va una caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades con levas tras el volante. Y una rapidez para pasar de una marcha a otra que cuesta asimilar.
El chasis de este superdeportivo es de carbono, lo que favorece la rigidez necesaria para trasladar toda la potencia del motor al suelo sin torsiones y sin doblarse. Pero a la vez es extremadamente ligero.
En báscula marca 1.494 kilos. Capaz de acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en solo 2,9 segundos, podría alcanzar los 341 km/h. de máxima.
La suspensión tiene reglajes neumáticos que adaptan tanto ajustes como dureza, en función del modo de conducción que escojamos. Estos modos de conducción se gestionan con dos ruletas que hay al lado de la pantalla de sistema de infoentretenimiento. La pantalla, por su parte, es táctil. Se usa para el sistema multimedia, el navegador, algunas funciones del climatizador y demás.
Le vas a dedicar poco tiempo, porque este coche se disfruta conduciendo. La dirección es muy directa, muy precisa. Es muy fácil llevarlo por donde quieres casi sin pensar. Y la sensibilidad que tiene ayuda a transmitir todo lo que pasa bajo las ruedas delanteras. Como una prolongación de los brazos.
Por su parte, el sistema de frenos de un deportivo como este 720S merecería un capítulo específico, dotado con discos de material carbocerámico. No te los acabas. Llegas a las curvas a una velocidad mucho más alta de lo puedes imaginar. Pisas el pedal y el coche se clava sin miramientos.
Comparar deportivos de este nivel con sus rivales no es nada fácil. Primero porque en carretera nunca les vas a sacar todo el partido y en circuito vas a tener que ir muy fino para llegar a explorar sus límites. Y, segundo, porque las diferencias son mínimas, inapreciables para muchos. De este McLaren nos quedamos, sin duda, con su motor de 720 caballos y su chasis. Dale al play del vídeo y verás de lo que hablamos.
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