Ponemos a prueba la versión 4x4 del RAV4
Toyota prometió que este nuevo RAV4 mejoraría sus aptitudes todocamino y por ello hoy analizamos la versión 4x4 de este SUV compacto
Desde que fuese lanzada la última generación del Toyota RAV4, los clientes del fabricante japonés han tenido la posibilidade de optar por una configuración de tracción delantera 4x2 o tracción total 4x4. Se trata de una fórmula que ya vimos en su anterior evolución, pero que no terminaba de convencer al gran público debido a lo limitado de sus prestaciones como 4x4. Por ello, con el desarrollo de este nuevo RAV4 en Toyota prometieron una arquitectura de similar concepto como 4x4, pero más capaz a la hora de salir del asfalto, algo que vamos a comprobar hoy de primera mano.
El Toyota RAV4 4x4 está destinado a todos aquellos que buscan ese punto extra de motricidad y seguridad con respecto a la versión 4x2, especialmente cuando hablamos de usos más asiduos por caminos o terrenos deslizantes. No hablamos de un todoterreno, ni mucho menos, tampoco de un 4x4 al uso con ejes de transmisión, diferenciales bloqueables o reductora... la fórmula de Toyota es bastante peculiar en este sentido, y es que partiendo del RAV4 que ya conocíamos, la versión 4x4 tan solo añade un motor eléctrico independiente en el eje trasero y un control de tracción optimizado a través de la función TRAIL.
A nivel técnico, y tal como decíamos, este Toyota RAV4 4x4 mantiene la misma configuración híbrida para el tren delantero. Esto se traduce en un motor gasolina de cuatro cilindros y 2.5 litros combinado con un motor eléctrico a través de un cambio automático e-CVT. La novedad la encontramos en el eje trasero, lugar donde Toyota un segundo motor eléctrico completamente independiente encargado de apoyar al eje delantero en condiciones de baja adherencia. El resultado de esta fórmula es una potencia máxima combinada de 222 CV. Si analizamos cada propulsor por separado nos encontramos una potencia de 177 CV para el motor gasolina, 120 CV para el motor eléctrico del eje delantero y 54 CV para el eje del motor trasero.
Es importante recalcar que estamos ante la versión híbrida no enchufable del RAV4, pues muyr pronto llegará a las calles una variante híbrida enchufable que partiendo de la misma confiuración técnica añade una batería de mucha mayor capacidad que le permite disfrutar de una autonomía eléctrica de 65 Km, además de alcanzar una potencia máxima de 306 CV.
En términos de diseño, tanto exterior como interior, la diferenciación entre el RAV4 4x2 y 4x4 es inexistente exceptuando el mando dedicado de la función TRAIL en la consola. Nuestras impresiones sobre el RAV4 en su presentación son totalmente válidas en este sentido. A nivel de equipamiento cabe destacar que el RAV4 cuenta con un una amplia dotación de asistencias a la conducción y sistemas de seguridad como son el control de crucero adaptativo, la iluminación Full-LED, alerta de tráfico cruzado, frenada autónoma de emergencia, reconocimiento de señales, alerta de abandono de carril o aviso de ángulo muerto.
El apartado de infoentretenimiento es posiblemente uno de los puntos donde más flaquea el RAV4, pues aunque nos encontramos un cuadro de instrumentos con pantalla LCD a color de 7" y un sistema multimedia con pantalla táctil de 8", la experiencia que ofrecen ambos sistemas está bastante lejos de la que vemos en otros rivales. La información que ofrecen ambas pantallas es buena y muy completa, sin embargo los gráficos y posibilidades de sendos sistemas están por debajo de lo que ofrece la competencia. En términos de conectividad sí que el RAV4 mejora, encontrando compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto, además de plataforma de carga inalámbrica y diversos puertos de carga USB.
Siguiendo con el apartado interior, el RAV4 ofrece una experiencia notable en cuanto al habitáculo, especialmente en construcción donde transmite solidez y robustez en todo en cuanto tocamos. Toyota no emplea los materiales de mejor tacto o apariencia de su categoría, siendo muchos de ellos plásticos duros, pero la factura de los mismos es muy buena y el ajuste también, lo que termina ofreciendo una sensación de calidad y durabilidad bastante alta. En términos de espacio el RAV4 también consigue muy buena nota con espacio de sobra para acomodar a 5 pasajeros y un maletero de 580 litros que permite dar cabida a todo sus equipajes.
Llegado el momento de ponernos al volante, el Toyota RAV4 4x4 no requiere de ningún tipo de aprendizaje extra con respecto a su variante 4x2, algo que sin duda es muy positivo ya que permite al conductor preocuparse únicamente por conseguir el mejor consumo posible, objetivo que es sin duda la clave para escoger al RAV4 frente a sus rivales más directos. Con esta nueva generación del RAV4, en Toyota han conseguido que volvamos a encontrarnos con un SUV de tamaño grande (4,6 metros), pero de consumo ajustado con unos registros que se mueven fácilmente en el entorno de los 6-7 litros a los 100 Km. Una vez más la ciudad es su mejor escenario, siendo el lugar donde mejores consumos podemos extraer gracias al protagonismo de sus motores eléctricos.
Su conducción como híbrido sí que sigue necesitando de cierto periodo de adaptación si venimos de vehículos de cambio manual o automáticos más convencionales (convertidor de par o doble embrague). Toyota ha pulido el trabajo del cambio e-CVT para reducir la sensación de desconexión entre revoluciones del propulsor y ganancia de velocidad, y lo cierto es que el RAV4 gana velocidad con rapidez y no echa en falta más potencia, sin embargo su respuesta no es tan inmediata como la que encontramos en otros propulsores y transmisiones. A cambio, eso sí, encontramos una gestión muy conseguida que se deja notar en unos consumos de combustible muy contenidos, tanto como para rivalizar sin problemas con alternativas diésel.
Una vez abandonamos el asfalto y nos proponemos sacar provecho al nuevo sistema 4x4, lo primero que nos encontramos es una función TRAIL que lo pone todo bastante fácil. El RAV4 cambia la forma en que gestiona sus prestaciones y sus controles electrónicos, consiguiendo así un avance más capaz sobre superficies deslizantes que es donde lo hemos probado. Notamos ese empuje extra del eje trasero, al igual que ese control de tracción más agresivo que evita que patinemos en exceso o que dejemos de avanzar. En este punto, el límite del RAV4 4x4 no está por lo tanto en su tracción, sino en sus cotas como SUV donde encontramos una altura libre al suelo correcta de 190 mm y un ángulo de entrada de solo 20º que nos obligarán a estar atentos a piedras o socavones.
Y llegamos a la pregunta del millón: ¿Merece la pena pasarnos al RAV4 4x4? Lo primero que debemos tener en cuenta es el sobrecoste que implica pasar de un RAV4 4x2 a un RAV4 4x4, un sobrecoste de 1.500 euros en el acabado de acceso Advance (desde 35.400 €), pero de 3.000 euros en el resto de acabados. Hablamos por lo tanto de una diferencia importante a igualdad de acabado, y aunque esa mejora de la tracción se nota cuando se complica el firme, la decisión final dependerá del uso real que vayamos a realizar de nuestro RAV4, solo siendo aconsejable dar el salto a la tracción total si de verdad vamos a sacar provecho de forma habitual al nuevo sistema 4x4 y su función TRAIL.