SUS FAROS NO GUSTARON A LOS PURISTAS
La cuarta generación del 911 -código 996- llegó en 1997 con un aspecto que no dejó indiferente. Sus faros con los intermitentes integrados y la refrigeración líquida le granjearon críticas por parte de los puristas de la firma de Stuttgart.
Es sabido que la generación 996 del Porsche 911 es una de las más polémicas de todas, tanto para bien como para mal. Fue un coche de transición, que pasaba desde un mundo analógico hacia uno más digital y electrónico, junto a motorizaciones con un nuevo concepto de refrigeración y, un diseño, algo diferente. Repasamos la historia de esta generación, que nació hace 25 años.
Este modelo es bastante controvertido, porque quizás no era o no es el 911 más bonito ni el más querido por los puristas, aunque hay que decir que, con el tiempo, cada vez es más apreciado. Pero es el responsable de la supervivencia a largo plazo de uno de los deportivos más legendarios del mundo del automóvil.
Llegó en 1997 con un aspecto que no gustó a todo el mundo. El 996 tuvo un diseño peculiar, sobre todo en la parte delantera, con sus faros con los intermitentes integrados estilo 'huevo frito', que no gustó mucho a los más puristas.
Su motor trajo cambios también, con el primer bloque refrigerado por agua de la familia 911. Hasta entonces todos los motores de los nueveonce estaban refrigerados por aire, siendo otra de las críticas que recibió de parte del sector, digamos, más conservador.
El 996 llegó con carrocería Coupé y Cabriolet, con posibilidad de ofrecer también techo duro o hard-top. A las ya populares versiones Carrera, con propulsión trasera y, Carrera 4, con tracción total, se sumaron algunas más extremas. Apareciendo en 1999 el primer 911 GT3 de la historia, que mostró una apariencia de coche de carreras con una aerodinámica trabajada, un gran alerón trasero, nuevos paragolpes, suspensiones rebajadas y 360 CV disponibles gracias a su motor atmosférico, heredado del 911 GT1 de las carreras de resistencia, con el que podía alcanzar 302 km/h de punta.
Además de versiones exclusivas como la denominada Millenium, vería la luz el Turbo, que montaba el famoso bloque 'Mezger', de 3,6 litros, dos turbocompresores y 420 CV. Y como novedad, algo nunca visto hasta entonces en estas versiones sobrealimentadas: un alerón trasero fijo con un elemento retráctil y la opción de elegir un cambio automático Tiptronic S. Sobre esta versión, meses después, hizo su debut el GT2, que entregaba 462 CV.
Un año después, en 2001, esta generación recibió un restyling, en el que el cambio más reseñable para las versiones convencionales fueron las ópticas delanteras, heredadas del Turbo. Además de una revisión del diseño de paragolpes, llantas…; y en su interior cambiaría ligeramente la instrumentación del cuadro, el volante y se añadiría una guantera, siendo mucho más práctico.
En la mecánica de los Carrera y Carrera 4, también hubo modificaciones: aumentaron la cilindrada de 3.400 a 3.600 centímetros cúbicos, y también la potencia, pasando de 300 a 320 caballos. Esta nueva mecánica también la incorporó la versión 4S, que se añadió a la gama con pasos de rueda traseros ensanchados y las suspensiones y frenos del Turbo. Coincidiendo con este restyling, 'reapareció la carrocería Targa, con un techo de cristal retráctil y luneta posterior abatible.
En el resto de versiones, también tuvo ligeros cambios estéticos y mecánicos, alcanzando el GT3 381 CV y el GT2 483. Además, la letra S se añadió al apellido Turbo, ofreciendo esta nueva versión 450 caballos de potencia.
También se conmemoraría el 40 aniversario del 911 con una edición especial, con 345 CV, un kit de carrocería y llantas específicas, suspensión deportiva y detalles exclusivos en su interior.
Pero aún falta que os enseñemos otra de las estrellas de esta generación: el GT3 RS. Un coche que, para muchos, es uno de los mejores 911 de la historia, porque representa a la perfección esa transición de lo analógico a lo digital en el sector del automóvil, combinando lo mejor de ambos mundos.
Con 381 CV, 1.360 kg de peso y una puesta a punto muy radical, era el digno heredero del Carrera RS 2.7 de 1972. Únicamente estaba disponible en color blanco, pudiendo combinar los adhesivos de los laterales y las llantas en azul o rojo. Su estética, con el alerón fijo, su interior con los bacquets y la jaula trasera de seguridad, no dejaba indiferente a nadie. Con este modelo se iniciaría la famosa saga de los GT3 RS, que han ido acompañando a las siguientes generaciones del 911.
Como hemos dicho al principio, durante muchos años el 996 no ha sido el 911 más querido pero, después de este repaso, creo que queda más que claro que esta generación es algo más que unos faros que te pueden gustar más o menos o un motor refrigerado por agua. Dale al Play.
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