Los avances en ingeniería han posibilitado la creación de elementos y sistemas que hasta hace apenas un puñado de años sólo podríamos llegar a imaginar. Los coches son cada vez más
inteligentes, más seguros, más
eficientes...todo ello gracias a pequeñas mejoras que, en conjunto, hacen que la suma sea más abultada de lo que parece. Sin embargo, y aunque a veces pensemos que es imposible, siempre hay margen para mejorar.
En ese afán de mejora, de avance, Bugatti nos ha presentado una innovación que, a priori, no parece de gran importancia, pero que resulta ser una auténtica virguería técnica, una espectacular creación a la altura de sus vehículos, que se sitúan entre los más rápidos del mundo.
Una pinza de freno. Sí,
una pinza de freno. A priori no parece un "avance" tan importante, ¿verdad? Es entonces cuando Bugatti te dice que han conseguido
construir una pinza de freno enteramente en titanio, uno de los metales más complejos de utilizar, convirtiéndose en el
componente funcional más grande producido mediante impresión 3D en titanio. Esta pinza tiene
un peso final de 2.9 kg, lo que supone una rebaja de aproximadamente 2 kilogramos respecto a una pinza similar de construcción tradicional. Para hacerse una idea de la complejidad de esta asombrosa creación, valga un dato:
se tardan 45 horas, en la impresora 3D más grande del mundo, en depositar nada más y nada menos que 2.213 capas de titanio en polvo, que se funden gracias a 4 láseres de alta potencia. Increíble, ¿verdad? En Centímetros Cúbicos:
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