EL GOBIERNO ANUNCIA EL FIN DE LOS VEHÍCULOS DE COMBUSTIÓN
Menos ruido, más salud o más gasto en luz: las consecuencias que tendrá en nuestras calles suprimir el diésel y la gasolina
Suprimir el diésel y el gasolina tendrá una serie de consecuencias que veremos en la industria pero también en las calles. Habrá que asumir cambios, pero esto ya está ocurriendo en los modelos de consumo porque los jóvenes no se compran tantos coches, ya que prefieren compartir.
Que en nuestras carreteras haya silencio es uno de los objetivos a partir de 2040. El tráfico silencioso de los vehículos eléctricos permitirá que vivir junto a una calle transitada dejará de ser un problema que garantizará que "ganemos en descanso y calidad de vida", como explican vecinos de Madrid.
Ganaremos también en salud, porque la contaminación aumenta el riesgo de sufrir cáncer, asma, infartos, infertilidad o partos prematuros. La cuestión es si España está preparada para el cambio y el experto energético Pedro Fresco opina que "es muy importante ir de una punta a otra de España sin estar limitado o poder recargar en cualquier gasolinera".
Tenemos 22 años de margen para ir reduciendo los porcentajes de vehículos de gasolina y diésel. También para que haya más electrolineras, esenciales para viajes largos y para reducir los tiempos de carga y así evitar las previsibles colas.
Una posible solución son las baterías de recambio, que funcionan como si fueran bombonas: compramos una cargada y dejamos la descargada.
Y en ciudades hace falta un especial despliegue para aumentar los puntos de recarga, en garajes, en párkings y en calles, porque ahora hay apenas 4.000. Otra solución es dejar de pensar en el coche como una prioridad y cambiar de concepción al movernos, ya que alquilar o compartir resulta más barato y mucho más sostenible.
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