Un drama de Alfonso Sastre

Intrigas, censura y "consternación": las cartas inéditas de Cela muestran el texto que nunca llegó a ver la luz en Papeles de Son Armadans

Cartas secretas del Premio Nobel de Literatura con el director general de Prensa del Franquismo en 1956 muestran los problemas con la censura del primer número de la revista.

Cela era un estratega, muy complejo, pero un estratega al fin y al cabo. Sabía jugar al ratón y al gato, sabía ganarse a los franquistas pero, como dice Darío Villanueva, exdirector de la RAE, al final "el felino tenía la última palabra". Conocidos son sus problemas con la censura para, por ejemplo, publicar 'La Colmena' (tuvo que salir primero en Argentina porque la censura vetó la novela en España), y conocida es su apuesta por su revista literaria 'Papeles de Son Armadans', publicación que, si por algo destacó, fue por sacar textos en catalán, gallego y euskera desde el número 1 y por dar voz a autores exiliados o enviados al ostracismo por el franquismo. Pero, ¿cómo consiguió esto último?

Tenemos aquí una novela de intrigas y tejemajenes, con los tiras y aflojas propios para sacar adelante una revista que tenía pocos visos de sobrevivir… pero que lo hizo durante más de 20 años. Sobre su importancia quedan pocas dudas, y el vídeo que acompaña estas líneas lo deja bien claro. Tenemos ante nosotros una correspondencia inédita entre Camilo José Cela y Juan Aparicio López,el que fuera director general de Prensa durante el franquismo. Tenemos, en esencia, una imagen viva de cómo se movía Cela para lograr el favor de los altos cargos franquistas, aunque no siempre lo consiguiera.

En las misivas, a las que ha tenido acceso laSexta en exclusiva y que están fechadas entre 1948 y 1957, vemos cómo Cela aprovecha la protección que Aparicio le ofrece para que su mano le sirva de escudo ante la censura a la hora de publicar su revista aún nonata. Sin embargo, no todo sale como el escritor esperaba.

Es el 15 de marzo cuando Cela envía tres números mecanografiados del primer número de la revista, y es aquí donde debemos detenernos. Si damos un salto en el tiempo, cuenta Ian Gibson en su libro 'Cela. El hombre que quiso ganar' (Debolsillo, 2004) que el gallego pidió a Gregorio Marañón "la colaboración prometida" para el "número inaugural". Gracias a las cartas sabemos que esto no fue exactamente así. El texto de Gregorio Marañón que, efectivamente, apareció en el número 1 de 'Papeles de Son Armadans' fue en realidad la segunda opción de Cela: primero intentó publicar el drama 'Muerte en el Barrio', del dramaturgo Alfonso Sastre, un por entonces joven de 30 años ya 'fichado' por 'rojo' por el régimen de Franco.

La censura aquí fue implacable. Dos semanas después de enviar las copias para su examen, llegaron las galeradas, y no hicieron más que enfurecer a Cela: "Estoy consternado. Hay tachaduras que no me explico", escribió el que luego sería Premio Nobel de Literatura. Lo cierto es que Cela no luchó demasiado por la obra de Sastre: "Se lo han cargado entero; quizás, hilando demasiado delgado, puedan encontrarse razones para hacerlo", dijo a Aparicio.

Se lo han cargado entero; quizás, hilando demasiado delgado, puedan encontrarse razones para hacerlo

CJC a Aparicio sobre el drama de Sastre

"Con Papeles de Son Armadans CJC se propuso ejercer, en el ambiente hostil de la España franquista, el papel de intelectual liberal y ejecutivo, capaz de escribir su propia obra de creación pero también de promover empresas de alcance público y eficacia para la cultura y la convivencia del país", explica Villanueva, también catedrático de Teoría de la Literatura por la Universidad de Santiago de Compostela. Esto fue lo que intentó con Sastre, aunque sin éxito: el autor no llegó siquiera a aparecer en la revista, como sí hicieron otros muchos.

En este primer número "ya vemos al Cela estratega", ya que Marañón fue clave para que entrara en la RAE, añade Adolfo Sotelo, catedrático de Historia de la Literatura Española de la Universidad de Barcelona y director de la cátedra Camilo José Cela de Estudios Hispánicos de la Universidad Camilo José Cela. Este experto, que prepara una biografía sobre Camilo José Cela, cuenta que el autor, poco antes de lanzar su revista, pidió escritos a prácticamente todos los escritores, críticos, etc. que conocía, y que seguramente esto sería lo que pasaría con Sastre. Así se puede ver en el siguiente vídeo.

Cela y el posibilismo

¿Por qué era 'insalvable' 'Muerte en el barrio'? ¿Por qué Cela no 'luchó' por publicarla, como sí peleó otras galeradas? Una carta enviada años después a Max Aub (exiliado) y publicada en el volumen 'Correspondencia con el exilio' (2009) nos da quizá las claves: "A veces, quienes andáis por ahí, os olvidáis de lo difícil (o, al menos, de lo incómodo y embarazoso) que resulta andar por aquí", escribió en 1962.

A veces, quienes andáis por ahí, os olvidáis de lo difícil (o, al menos, de lo incómodo y embarazoso) que resulta andar por aquí

CJC en los años 60

"Camilo José Cela intentó publicar a todo escritor que le pareciera interesante", cuenta el escritor Eduardo Jordá, profesor de Escritura en la Universidad Internacional de Valencia que trabajó junto a él durante algunos años. "Tuvo una visión muy amplia; publicó en catalán, gallego y euskera en los años 50, algo realmente admirable", añade.

Si en algo coinciden todas las personas consultadas es en que Cela no era tonto y sabía muy bien moverse. Sabía, también, qué batallas luchar y de cuáles retirarse a tiempo. Villanueva lo resume en una palabra: posibilismo. Es probable que esto pasara en el caso de Sastre, al que podría haber dado por perdido: el dramaturgo ya era conocido como 'rojo' por el régimen y había sido censurado varias veces. Estamos en marzo de 1956 y justo un mes antes el dramaturgo había sido procesado (y dejado en libertad provisional) "debido a su participación en las protestas universitarias de febrero", como se lee en la biografía disponible en su página web. Este mismo año Sastre se mudó a París, donde vivió seis meses.

"Probablemente Alfonso Sastre era un escritor con el que él no tenía una sintonía especial, pero al ser escritor que le parecía interesante estoy seguro de que lo intentó publicar", añade Jordá, que recuerda que Sastre "era muy combativo, muy próximo al PCE" --el propio Sastre recuerda que en 1956 estuvo "a un tris" de ingresar en el Partido Comunista-- y, por lo tanto, diana de la censura. De hecho, si Cela hubiera conseguido que se aprobara 'Muerte en el barrio', seguramente habría sido a costa de quitar gran parte de su contenido, algo por lo que probablemente el dramaturgo no habría pasado, apuesta Jordá.

Esta parte del relato, como se puede observar, son todo suposiciones: no existen, o no han aparecido aún, registros al respecto. Sastre, que tiene ahora 94 años, está retirado en su casa y ha declinado hablar con medios. Además, en la Fundación Cela, que guarda todo el archivo del premio Nobel, no tienen cartas entre estos dos escritores tan distintos. Eso sí, Sotelo avisa: los fondos relativos a 'Papeles de Son Armadans' son amplios, y aún no se han explorado del todo.

Muerte en el barrio

'Muerte en el Barrio' narra una conversación entre un comisario y un camarero que hablan del linchamiento a un médico que dejó su puesto de trabajo cuando debía atender a un niño víctima de un atropello por un camión. El pequeño finalmente muere. La obra fue creada en 1955, mismo año en el que Sastre escribió 'Guillermo Tell'. Ambas fueron "inmediatamente prohibidas", como se lee en la página web del escritor.

Este drama acabó publicándose en 1961 por Alfil en San Sebastián, pero su representación en España también fue prohibida y después el texto fue prácticamente olvidado hasta 2008, cuando volvió a salir a la luz en una edición con otras obras de Sastre de la mano de la editorial vasca Hiru Argitaletxea. En la obra hay algunos pasajes que obviamente no pasaron la censura: por ejemplo, uno en el que se habla específicamente de que en esos tiempos "los asesinos matan desde el despacho". Los franquistas debieron de darse por aludidos.

Como se puede imaginar, viendo lo que deparó a estas dos obras mencionadas de Sastre, la mayoría de sus dramas fueron rápidamente prohibidos por el franquismo. Con todo, él no cejó en su empeño, pues quería "utilizar la plataforma donde se pudiera publicar para empezar a hacer un trabajo contra el sistema", como escribió él mismo en su manifiesto de 1950 por el 'Teatro de Agitación Social' (TAS), tal y como explica el director teatral Mariano de Paco en la biblioteca virtual Miguel de Cervantes. "El TAS no pudo pasar más allá de esa terminante declaración de intenciones (se les prohibieron las obras que iban a representar en primer lugar y se les negó el local prometido para su ubicación), pero fue una valiosa afirmación de la precariedad y necesidades de nuestro teatro", añade De Paco.

En los años que nos ocupan, el propio Sastre escribe en su autobiografía que su trabajo comenzó a irse por la línea de un teatro experimental con preocupación existencial y metafísica, "en un horizonte de protesta estética ante y contra el teatro que se hacía entonces". Sin embargo, esto acaba, como se mencionó antes, con el procesamiento del dramaturgo por el Tribunal de Orden Público "como resultado de una leve y lateral presencia que tuve en el movimiento estudiantil de febrero de 1956".

"También empieza aquí mi enfrentamiento con la censura al compás del descubrimiento paulatino de lo que realmente había sucedido durante la guerra española", recuerda el propio Sastre. Él mismo continúa: "No tuvo que pasar mucho tiempo para que yo -a pesar del falseamiento ideológico que se vivía en mi casa (mi madre pensaba de otra manera pero tenía poca voz ante la autoridad de mi padre)- me expresara en términos como éstos: «ha sido una guerra entre los ricos y los pobres, y la ganaron los ricos»".

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