LA VÍCTIMA QUIERE PASAR PÁGINA

Un juez de EEUU rechaza desestimar el caso de abuso sexual contra Polanski

Un juez de Los Ángeles ha rechazado desestimar el caso de abuso sexual en contra del cineasta Roman Polanski abierto desde los años 70 y cuya víctima, Samantha Geimer, pidió al magistrado el pasado junio que zanjara la investigación para poder pasar página.

En su escrito, el juez federal del condado de Los Ángeles Scott Gordon mostró su empatía por los argumentos de Geimer, pero contrapuso que no se puede desestimar un caso "simplemente porque sería lo mejor para la víctima".

"La declaración de la víctima sobre este tema es una prueba clara del verdadero y muy real impacto que una agresión sexual tiene en la superviviente (...). Su declaración es una dramática evidencia de los duraderos y traumáticos efectos que estos crímenes, y la negativa del acusado a obedecer las órdenes del tribunal para comparecer, están teniendo en su vida", señaló Gordon.

El juez dijo que, pese a que pudiera beneficiar a la víctima, la sociedad tiene un interés en que se haga justicia, para lo cual, según el magistrado, sólo es posible que se continúe la acusación en contra de Polanski.

El pasado junio, Geimer se presentó ante los tribunales y afirmó que ya ha completado una "sentencia" de 40 años -en alusión al tiempo transcurrido desde entonces-, por lo cual pidió que desestime el caso "como un acto de misericordia" para ella y para su familia. "Somos seres humanos", indicó. "No se trata de ganar o perder", añadió.

En 1977, Polanski, que entonces tenía 43 años, drogó y obligó a Geimer, de 13 años, a mantener relaciones sexuales después de una sesión fotográfica.

Polanski se declaró culpable y pasó 42 días en la cárcel, pero estando en libertad bajo fianza, y ante el temor de tener que volver a prisión para cumplir una condena mucho más severa, huyó de Estados Unidos a finales de 1978.

El cineasta presentó en febrero pasado una serie de documentos legales para regresar al país y cerrar el caso, siempre y cuando contara con la garantía de que no pasaría más tiempo entre rejas.

Polanski argumentó que en su día llegó a un acuerdo con las autoridades para cumplir sólo 48 días de privación de libertad, pero que escapó del país porque el magistrado Laurence Rittenband pretendía imponerle una condena más dura de la pactada. Sin embargo, el juez Gordon no aceptó esas alegaciones.

Este embrollo judicial ha restringido la libertad de movimientos del director de cine por todo el mundo durante décadas por miedo a que Estados Unidos reclamara su extradición.

En 2009, las autoridades estadounidenses solicitaron a Suiza la detención del realizador, de nacionalidad francesa y polaca.

Polanski fue arrestado en el aeropuerto de Zúrich y pasó tres meses en prisión y otros siete en arresto domiciliario, hasta que, finalmente, Suiza denegó su extradición y lo puso en libertad.

El intento más reciente de llevar a Polanski ante los tribunales se vivió en 2015, cuando EEUU pidió a Polonia la extradición del artista, una solicitud que fue finalmente rechazada.

En otro caso ajeno al de Geimer, una mujer denunció públicamente esta semana que el cineasta abusó de ella en 1973, cuando era una adolescente de 16 años.

Además, la actriz Charlotte Lewis declaró en 2010 que el cineasta había abusado de ella en 1982, cuando tenía 16 años.

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