La undécima

Así se gestó la canasta de Sergio Llull que dio la Euroliga al Real Madrid

La pizarra de Chus Mateo tenía al capitán como inesperado protagonista de la jugada decisiva. Fue el héroe de la noche.

En breve

El Real Madrid volvió a realizar una gesta en Europa que significó la Undécima. Sin embargo, antes de las celebraciones se gestó una remontada para enmarcar que siempre será recordada.

El marcador iba 76-70 cuando a falta de 2:43 para el final cuando Sergio Rodríguez penetró hasta dentro y dibujó un pase para Tavares. Este se colgó del aro y recortó la distancia, 76-72.

En la jugada siguiente los griegos anotaban por medio de Canaan. Fue un duro mazazo para los blancos, porque a menos de 2 minutos para el final estaban a 6 puntos.

Pero Sergio Rodríguez tiró de épica y se guardaba otroas bajo la manga a falta de 48 segundos. El Real Madrid perdía 78-74 y el canario sacó la varita con un triple. Ya estaban solo a un punto.

La desesperación del Olympiacos aumentó con el fallo de Fall. Momento crucial, había posesión para el Real Madrid a falta de 20 segundos

El tiempo muerto: Llull, Chus Mateo... y la pizarra

Los griegos provocaron la falta y la pizarra tomó el protagonismo. En el tiempo muerto el técnico del Olympiacos dio órdenes de que bloquearan a Sergio Rodríguez, consciente de que les podría hacer mucho daño con una penetración o lanzamiento a la desesperada.

Una opción a tener en cuenta, pero subestimó a los blancos, porque Chus Mateo puso el punto de mira en Sergio Llull. El de Mahón no había anotado en todo el partido y dio muestras de agotamiento físico, pero Chus Mateo sabía que Llull iba a ser el héroe.

Tavares al bloqueo y Llull a la gloria

Apenas 10 segundos de posesión. Llull llevaba la manija y avanzó seguido por Papanikolaou. De pronto, Tavares procedió a ejecutar la estrategia que marcó Chus Mateo y los jugadores de Olympiacos se obligaron a cambiar las marcas. Los griegos no lo vieron venir.

Papanikolaou se fue con Tavares, y Fall siguió a Llull. El español sabía que era mucho más habilidoso que el gigante francés de 2,18 metros.

En el momento en que el capitán blanco lazó a canasta in extremis, faltaban 3,1 segundos y el Real Madrid se puso por delante. El guion estaba escrito y Olympiacos no pudo contener el espíritu de las remontadas y de luchar hasta el final.

El carácter y la pizarra primó en el Zalguiris Kaunas, y el título de la Euroliga aterrizó en Madrid horas después.

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