Los gazatíes, en una situación agónica
La hambruna se ceba con Gaza: cómo la crisis alimentaria provocada por Israel atenta contra toda una población
Más de 200.000 personas ya sufren las consecuencias del bloqueo israelí a la entrada de alimentos y agua para evitar la muerte por inanición. Una cifra que, de no cambiar la situación, podría superar el millón de afectados.
La Franja de Gaza atraviesa una de las peores crisis humanitarias de su historia tras el inicio de la guerra de Israel. Un conflicto que, según las autoridades de Gaza, ha dejado ya más de 31.900 palestinos muertos desde que comenzaron los ataques, el pasado 7 de octubre, tras un atentado ejecutado por Hamás. Pero entre bombas y disparos se está produciendo otra ofensiva más silenciosa; una ofensiva que utiliza el hambre como método para amedrentar a una población a la que cada vez le resulta más difícil sobrevivir. Así lo cree la Organización de Naciones Unidas, que lanzó recientemente una grave acusación contra Israel sobre esta cuestión.
La ONU no dudó en afirmar que el país dirigido por Benjamin Netanyahu está privando de alimentos a una población, lo que constituye un grave crimen de guerra -aunque esto no supone un dictamen legal, que deberán dirimir los tribunales-. Así lo expresó este martes Volker Türk, alto comisionado de Naciones Unidas: "La situación de hambre, inanición y hambruna es consecuencia de las enormes restricciones impuestas por Israel a la entrada y distribución de ayuda humanitaria y bienes comerciales, del desplazamiento de la mayor parte de la población, así como de la destrucción de infraestructuras civiles vitales".
La situación de Fadi
Ahora mismo, al menos el 70% de los gazatíes que se encuentran aún en el norte de Gaza, unos 210.000, ya están padeciendo hambruna. Una situación que lleva a que las muertes por inanición aumenten allí día a día, en particular entre los más vulnerables, que son los niños y enfermos. El portavoz de la OCHA (la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios), Jens Laerke, ejemplificó de forma clara esta crisis sanitaria: "Todos los mecanismos de supervivencia se han agotado y, atención, esos mecanismos son gente comiendo semillas de pájaros, forraje para animales, hierba y maleza. Estamos más allá de eso, literalmente no queda nada".
El caso de Fadi, un niño de seis años desnutridos y deshidratado que padece fibrosis quística, confirma la falta de alimentos en la zona. Su madre, Shimaa, confirma a las cámaras que su enfermedad se ha agravado por el corte de suministros. "La comida que necesita no está disponible", asegura. El cuerpo del pequeño evidencia unas condiciones terribles. "Ya no puede caminar y mantenerse en pie, cuando le ayudo a levantarse se cae de inmediato", expresa. La comida llega a cuenta gotas.
La situación de hambruna que padecen miles de gazatíes podría extenderse, como mínimo, hasta mayo
A esta cifra, la ONU ha agregado que más de 1,1 millones de gazatíes están en riesgo inminente de vivir esta situación. Se trata del más elevado número de personas en riesgo de caer en una "situación alimentaria catastrófica" registrado por el sistema IPC desde su creación. Es la información que ha aportado un consorcio internacional de expertos en alimentación y nutrición, encargado de establecer la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria. No es este el único dato preocupante, pues parece que la situación está lejos de resolverse. Atendiendo al anuncio realizado por el mismo organismo, se prevé que la hambruna se extenderá, como mínimo, hasta mayo.
¿Y qué hace Israel? Justo cuando se daban a conocer estos datos catastróficos, Netanyahu denegaba la entrada en Gaza del jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA). La UNRWA es, actualmente, el mayor organismo -no el único- capaz de aportar ayuda humanitaria en el enclave. Quizá por ello ha sido blanco de una constante campaña de desprestigio por parte del Gobierno israelí. Pero los intentos para hacer llegar recursos de alimentación básicos para los gazatíes no cesan. Las últimas organizaciones en intentarlo han sido la ONG española Open Arms y del World Central Kitchen (WCK).
La ONU pide ayuda a los aliados de Israel
Este viernes, el barco coordinado por Open Arms y WCK lograba descargar más de 200 toneladas de comida y agua, las cuales han ido distribuyéndose en el norte del enclave palestino, la zona más afectada por esta crisis alimentaria. Se trata de la primera entrega que se ha realizado por mar en cinco meses de guerra, después de que se lograra abrir un corredor humanitario marítimo tras veinte años de bloqueo naval a esa zona. Pero no será la única, como quiso dejar claro el chef español y fundador de World Central Kitchen, José Andrés: "Nuestra organización apunta a alcanzar las 37 millones de comidas en Gaza".
Pero la cooperación internacional no basta para evitar que la población gazatí muera de hambre. Es necesario que Israel no ahogue en la miseria a quienes se encuentran aún atrapados entre ruinas, escombros y ataques. Esto es, que no bloquee las posibilidades de introducir alimentos en las zonas afectadas. De ello es consciente la ONU, quien no ha parado de pedir a los territorios aliados de Israel que usen su influencia para convencer al gobierno de que facilite la entrada y la distribución de la ayuda humanitaria en las cantidades suficientes y de forma continúa, la única forma de revertir al menos una parte de una tragedia que cada día es peor.