MÁS DE 700.000 ROHINYÁS HAN HUIDO A BANGLADESH

Riesgo de deslizamientos de tierra por la llegada del monzón: decenas de miles de refugiados rohinyás, en peligro

Debido a los deslizamientos de tierra en los campamentos de Bangladesh, decenas de miles de refugiados rohinyás están en riesgo. Según ha alertado Human Rights Watch,tras varios temporales "algunos de los refugios han sido arrasados por el viento, mientras que los caminos estrechos están resbaladizos y son peligrosos".

Decenas de miles de refugiados rohinyás se encuentran en riesgo inminente de verse afectados por deslizamientos de tierra en los campamentos en Bangladesh en los que residen, según ha alertado la organización Human Rights Watch.

"La situación de los campamentos rohinyás es un desastre a la espera de ocurrir", ha dicho el director para Derechos de los Refugiados en HRW, Bill Frelick, ante la llegada del monzón a la zona.

"Tras unos pocos episodios de lluvia, algunos de los refugios han sido arrasados por el viento, mientras que los caminos estrechos están resbaladizos y son peligrosos", ha manifestado, antes de reclamar a Bangladesh, Naciones Unidas y otros actores humanitarios que reubiquen rápidamente a los refugiados en zonas más elevadas.

HRW ha puesto como ejemplo el caso de Nobi Hasán, cabeza de una de las tres familias afectadas por un deslizamiento de tierra registrado el 18 de mayo y que se saldó sin víctimas.

Asimismo, ha recalcado que "muchos rohinyás quieren volver a Birmania si sus derechos y su identidad son respetados", antes de indicar que "tristemente, esto no pasará en un futuro próximo". "Mientras tanto, personas como Nobi Hasán y su familia necesitan desesperadamente un sitio seguro para vivir", ha remarcado.

Las organizaciones humanitarias presentes en Bangladesh han alertado de que la llegada del monzón podría traducirse en cientos de muertes en los campamentos para refugiados porque están en zonas especialmente vulnerables.

Más de 700.000 rohinyás han huido a Bangladesh desde el pasado mes de agosto, cuando el Gobierno birmano puso en marcha una ofensiva militar para aplastar a la insurgencia.

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