Llama al 016 si necesitas ayuda

"Creía que cambiaría por el amor que teníamos": un estudio alerta del aumento de adolescentes que normalizan la violencia machista

La Fundación ANAR advierte del incremento de adolescentes que llaman en busca de ayuda. En una tercera parte de los 20.000 casos atendidos en su teléfono de ayuda las jóvenes no son conscientes de estar siendo víctimas de violencia de género.

Ángela es una joven de 16 años que ha sufrido violencia machista en dos relaciones. La primera vez que un novio le levantó la mano solo tenía 14 años. "Era muy muy controlador, muy agresivo... No me dejaba quedar con otro chaval que no fuera él, no me dejaba ponerme vestidos…", relata en laSexta, como puede observarse en el vídeo superior.

Este fue el principio de un sinfín de abusos para Ángela, como ella misma explica: "Él podía entrar en mi cuenta cuando quisiera, leer todas mis conversaciones...". Aún así, la joven recuerda que siempre terminaba justificándolo, "diciendo que él hacía estas cosas porque estaba enfadado" y que ella se "lo merecía". Sin embargo, jamás se planteó denunciar ya que pensaba que él cambiaría por ella: "Lo arreglaba todo con un polvo, siempre".

Raquel también pensó que su chico cambiaría después de recibir el primer bofetón. Más tarde llegaron las quemaduras. Tenía 15 años: "Me pegaba un guantazo para que me callase. Me ha llegado a pegar patadas fuertes".

A pesar del maltrato, Raquel tampoco se planteó dejar la relación porque no era consciente de las conductas violentas de su pareja. Fue su madre quién finalmente denunció.

Al igual que estas jóvenes, más del 60% de las adolescentes que han sufrido violencia machista no han sabido identificarla. La psicóloga Laura Contreras alerta en laSexta de que existe "una normalización de conductas disfuncionales en los adolescentes (...) y unos mitos sobre el amor romántico extendido; se normalizan conductas de agresión verbal".

La violencia contra las menores está relacionada con el uso de la tecnología en el 82% de los casos. Según Contreras, "ayuda a normalizar patrones conductuales que son muy disfuncionales. Permite que ejerzan un control mayor hacia las víctimas". "Lo que antes era un mensaje o una llamada ahora son redes sociales, veo quién te sigue, te envío la ubicación… facilita el control sobre la víctima", advierte.

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