RELATOS SORPRENDENTES DE ANÓNIMOS
Salvados en ruta en 10 titulares: porque cada viaje tiene una historia
Évole pasa varios días en el área de servicio de Alfajarín para descubrir las historias que se esconden detrás de cada viaje. Relatos emocionantes, amargos o divertidos, pero siempre sorprendentes y que son, al final, el reflejo de la vida. Aquí tienes los vídeos y titulares más destacados del programa de Salvados. También puedes ver el programa completo en Atresplayer.
La historia de vida de un camarero de un bar de carretera: "Hasta los 12 años estuve en un hospicio"
Elbar de carreteraen el que trabaja este camarero desde hace 24 años es un "sitio de parada casi obligatoria" para muchos transportistas. Su día a día es rutinario y, aunque casi siempre la gente es agradable, también se encuentra con gente "impaciente": "Más del 90% de la gente es buena, pero hay un 10% de gente que se deja ver mucho. Ese 10% es lo que te marca en una jornada laboral estresada".
Se metió a la hostelería porque su familia se dedicaba a ello. A pesar de que su sueño era haber estudiado delineación, reconoce que le ha "faltado fuerza de voluntad" y que no era muy buen estudiante. Además, este camarero no fue "feliz" en su infancia. "Mi padre se murió teniendo yo seis años y mi madre no quiso saber nada de nosotros", confiesa. Estuvo hasta los 12 o 13 años en un hospicio, hasta que fue acogido por una familia que era hostelera.
Este camionero se tiene que quedar todo el fin de semana en el camión porque la empresa a la que tiene que entregar los productos no abre hasta el lunes. Ha venido "más rápido de la cuenta", así que ahora tiene que hacer tiempo. El tiempo lo matan dando algunas vueltas por la ciudad, viendo la tele, series y escuchando música.
Aunque echa de menos a sus "dos niñas" y su mujer, le encanta su trabajo: "No es la rutina de todos los días hacer lo mismo". Además, asegura que gracias a su trabajo tiene "unas niñas muy listas". Una de sus hijas "sacó la nota más alta de selectividad de Andalucía", y la otra "es periodista". "Nunca dejaría esto porque es la única forma de que ellas vayan para arriba", asegura.
Un camionero griego pincha una rueda en un área de servicio española. La odisea a la que se enfrenta para hacerse entender con los mecánicos para que le ayuden y solucionen su problema es monumental.
Casi ninguno sabe inglés, y no se llegan a entender. Intentan hablar con él, preguntándole en español o chapurreando en inglés. Tras varios intentos y muchas preguntas, consiguen hacerse entender y el transportista griego logra que los mecánicos arreglen su camión.
Jordi Évole se sienta con un grupo de jubilados que suele ir al bar de carretera cerca de su pueblo en Alfajarín para tomar café, ya que es más entretenido que el bar del pueblo.
Uno de ellos cuenta que los últimos 23 años trabajó en una fábrica de 'containers'. Ahora se dedica a "cuidad de su mujer" porque le han "operado de la cadera dos o tres veces". Tiene tres nietos, y uno de ellos, de 14 años, juega en la cantera del Real Madrid.
El autobusero del Atlético de Madrid se encuentra con Jordi Évole en un área de servicio. Los jugadores están en Madridporque ellos van en avión. Él sólo va y vuelve para llevarlos al aeropuerto, del campo al hotel y del hotel al campo. Confiesa que siempre duerme en hotel, que no tiene que dormir en autobúsporque ahora "ya tiene un nivel".
Él es del Atleti, aunque reconoce que el fútbol antes no le interesaba "en especial". Su hermano falleció hace tiempo y "era muy, muy del Atleti". Es por esto que "lo ha hecho por él". "Cuando me ofrecieron el trabajo, fue por él, por llevar a su equipo".
Esta pareja regentaba el restaurante Andreu, en el cruce de Andorra, pero uno de sus hijos sufrió un terrible accidente y se quedó en estado vegetativo, lo que les llevó a dejar el negocio antes de tiempo: "Dejamos el restaurante y nos dedicamos a cuidarlo hasta que se murió".
Emocionados, explican que estuvieron "cuidándole durante 12 años y todavía estarían haciéndolo. "Yo no dejo de darle gracias a dios o a quien sea porque nos mantuvo bien, tenía que levantarme dos veces cada noche a darle la vuelta", señala el hombre.
Jordi Évole entrevista a una camionera para saber cómo vive en un mundo en el que trabajan muchos más hombres que mujeres. Explica que "es una lucha diaria": "Cuando empiezas le das mucha más importancia, pero una vez que tú sabes hacer el trabajo, no necesitas de nadie y vas segura y pisando fuerte".
Señala que hay distintas barreras que tienes que superar para demostrar tu valía. "Es llamar a una empresa y decirte que no trabaja con mujeres. Directamente, se te van cerrando puertas", asegura.
Ser mujer y trabajar en el mundo del camión no es algo sencillo. Una camionera le explica a Jordi Évole las situaciones incómodas a las que ha tenido que hacer frente: "Yo estuve una temporada en una ruta fija y ahí había unos compañeros que me hacían un poco la vida imposible. Y no sé muy bien por qué".
Recuerda que se "vestía con un chándal" y no se "maquillaba para pasar desapercibida". "Yo llegaba a casa llorando y pensé en dejar el camión porque no podía estar así", asegura. Sin embargo, un día cambió "el chip" cuando su pareja le dijo "o te arreglas y vas a trabajar como vas siempre, o lo dejas porque así no puedes estar. Estás haciendo bien tu trabajo y a quien no le guste que se joda".
Esta camionera explica en 'En ruta' las precauciones que toma cuando tiene que dormir en un área de servicio o en un parking en mitad de la nada. "Echo las cortinas y me cierro con una cinta de lado a lado para que no te entren. Que si te quieren robar, te robarán igual, pero al menos, se lo pones difícil", señala.
Y cuando Jordi Évole le pregunta si lleva "algo más de seguridad", explica que lleva "un spray pimienta, que no es legal, pero tampoco lo es que te violen o que te roben". Asegura que hay que tomar muchas precauciones porque duermen en sitios en los que "no sabes si hay chorizos". Sin embargo, "como mujer, cabe la posibilidad de que te violen, aparte de que te roben".
Jordi Évole entrevista en 'En ruta' a un vigilante de seguridad que lleva 29 años trabajando en un área de servicio: "Esto duro no es, porque aquí fuera el jefe soy yo y nadie te manda". Sin embargo, asegura tener ganas de prejubirlarse porque "pasas frío; si llueve, tienes que mojarte y si un camión te está tocando las narices, tienes que salir".
Esta vigilante también explica que intenta no pasearse entre los camiones porque "no puedes saber lo que hay por ahí en medio y te arriesgas a que salga uno y te pegue un talegazo. Hay que intentar evita lo máximo posible el riesgo".
Unidos por el temporal
Recuerdos de la DANA: la historia del bazar que salvó 47 vidas durante la noche del 29 de noviembre
Un grupo de guardias civiles ha vuelto al local de Carlet (Valencia) donde lograron introducir a personas y animales para evitar que fueran arrastradas por las corrientes generadas por el temporal.