Lugar para las carreras de caballos
Boris Izaguirre viaja en el tiempo a la Hispania Romana y visita Tarraco y su circo: "No esperéis a Fofó y Miliki"
El Imperio Romano nos ha dejado un legado cultural inconmensurable también en la península ibérica, donde formaron grandes ciudades y llevaron a cabo colosales construcciones como las de Tarraco (la actual Tarragona). Boris Izaguirre descubre en 'Desmontando' su Conjunto Arqueológico.
El Imperio Romano expandió su poder más allá de Roma y de la península itálica, llegando hasta la península ibérica. Aquí, se instalaron en diversas capitales y llevaron a ellas sus gentes, sus costumbres y sus colosales proyectos arquitectónicos. Tarraco (la actual Tarragona) fue una de las principales ciudades de Hispania y capital de la provincia romana Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis.
Hasta allí se desplaza el equipo de 'Desmontando' con Boris Izaguirre a la cabeza para descubrir su Conjunto Arqueológico y los orígenes de Hispania. "Los romanos entraron a España por Cataluña y Tarraco es una de los lugares donde más crecieron", explica Boris justo antes de llegar al espectacular Foro. "Es inmenso, es como estar en Roma".
Gemma Sebares, doctora en arqueología y responsable de Itinere Didàctica, explica al presentador qué es un foro. "Sería una plaza pública, pero en sí, sería el centro de poder, el centro de Gobierno", cuenta. "El Foro tiene tres zonas: el templo al emperador, una gran plaza que llamamos de representación y después, el espacio social, el circo, que es donde estaríamos". El Circo tiene una extensión de 20 campos de fútbol y es un espacio para la propaganda política. Cuenta con 5 hectáreas y es un sitio ajardinado. También había un gran edificio en forma de 'U' que lo rodeaba, que albergaba las oficinas.
'Desmontando' viaja ahora en el tiempo con una espectacular recreación que nos muestra esta zona tal y como era desde el siglo III a.d.C. hasta el año 476 d.d.C. En ella podemos ver el Concilium, la impresionante plaza de 153 metros de largo por 136 de ancho en la que se encontraba el gran Templo de Augusto, posiblemente, el primero que se dedicó al Emperador fuera de Roma y que recuerda al Partenón de Atenas.
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Aunque la palabra 'circo' nos lleve a pensar en nuestros queridos payasos, en la antigua Tarraco, no aparecían Fofó y Miliki. En el Circo es donde tenían lugar los grandes espectáculos, como las carreras de carros de caballos (los romanos eran grandes aficionados a estas competiciones y solían hacer apuestas). En este vídeo se muestra cómo era este espacio en realidad, que daba cabida hasta a 30.000 espectadores. Los participantes se dividían en cuatro equipos: rojos, verdes, azules y blancos. "Sobre todo entre los azules y los verdes había fanatismo absoluto. Los azules son los de la élite, los ricos, y los verdes normalmente eran los de la plebe.