LASEXTA COLUMNA | EL AÑO MÁS DIFÍCIL DE LA CORONA

Del matrimonio discreto al matrimonio imputado

Iñaki Urdangarin coloca con mimo el velo de Cristina de Borbón en la Catedral de Barcelona.Su boda fue la de una historia de amor entre el ídolo del deporte y la infanta discreta. Tenían el aplauso mayoritario de los españoles. 16 años después, su vida es muy diferente.

Hemos visto a Urdangarín avanzar decidido hacia hacia los juzgados de Palma y a Cristina acelerar el paso ante la presencia de periodistas a la puerta de su trabajo. El juez acaba de convertirla en el primer miembro de la Casa Real imputado en un caso de corrupción.

En el primer mensaje de Navidad del rey, la infanta Cristina está en el suelo, en un plano inferior al resto de la familia y camuflada entre unas flores. Al año siguiente, al menos la pusieron junto al resto y, pocos años después, hizo una entrada triunfal junto a sus hermanos para acabar de colocar las figuritas del Belén.

La hija menor de los Reyes de España nace en Madrid en 1965 y es la séptima en la línea de sucesión al trono. Con 24 años, lleva la carpeta a la facultad y se convierte en la primera mujer de la Familia Real con título universitario.

Los Juegos Olímpicos marcan su vida
Es la abanderada española en Seúl 88 en  Atlanta, se enamora y en Sidney disfruta desde la grada del bronce de su esposo en la pista.

Urdangarin pasa de entrenar el músculo al cerebro. La familia real aplaude su diplomatura y poco después se gradúa en la elitista ESADE. Elige otra vida, junto a Diego Torres, su antiguo profesor y su presunto guía en el arte de transformar dinero público en propio.

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