MARGALLO COMPARECERÁ EN EL CONGRESO EN SEPTIEMBRE

Se aviva la tensión diplomática entre España y Reino Unido por Gibraltar

La crisis entre Reino Unido y España está muy lejos de suavizarse en el conflicto por Gibraltar. Esta semana hemos vivido un nuevo cruce de acusaciones, la amenaza de acciones legales e incluso llamamientos al boicot. El Peñón, una semana más, ha disparado la tensión diplomática.

Las últimas horas en torno a la crisis de Gibraltar han estado rodeadas de una importante tensión. España presentó este viernes una protesta al Reino Unido por la construcción de un nuevo espigón en Gibraltar. Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, respondió pidiendo a la Comisión Europea el envío urgente de observadores al Peñón.

Hace una semana, el pasado sábado 10 de agosto, se producía un nuevo capítulo en esta crisis.  Londres y Madrid elevaban el tono del conflicto, e incluso se planteaba la posibilidad de llevar el caso ante foros internacionales como las Naciones Unidas.

David Cameron y Mariano Rajoy mantenían una conversación telefónica de diez minutos. Pero parece que en esa conversación no se llegó a ningún entendimiento. “Es inaceptable lo que ha ocurrido a la gente de Gibraltar”, señalaba David Cameron.

Los líderes de ambos países avivaban el conflicto diplomático entre España y Gibraltar. Con cada movimiento diplomático, la tensión ha ido creciendo.

Tras un intento fallido de diálogo, el ministro de exteriores le marcaba un desplante a Gibraltar: no le reconocerá como parte legítima en una futura negociación.

Margallo echa más leña al fuego, decide mantener los controles en la frontera. Gibraltar responde: “El Reino Unido está considerando seriamente iniciar acciones legales contra España por los controles fronterizos”.

España propone entonces acudir a foros internacionales para denunciar las acciones británicas y el ministro principal gibraltareño se mofa de la propuesta. "Gibraltar ganará juego, set y partido", apuntaba.

Las amenazas disparan la tensión. “Al Gobierno español no le tiembla el pulso, está tomando las medidas que considera oportunas”, afirmaba el ministro de Agricultura y Pesca, Miguel Arias Cañete.

Y comparaciones desafortunadas: “las cosas que el ministro García-Margallo ha dicho recuerdan al tipo de declaración que uno escucharía de Corea del Norte en lugar de un socio de la Unión Europea”, advertía el Ministro Principal de Gibraltar, Fabián Picardo.

En este juego de dos, la parte que más pierde, los pescadores, se revela.

Y para rizar más el rizo, el ministro Arias Cañete arremete contra uno de los grandes negocios de Gibraltar. Pone en el punto de mira las gasolineras flotantes que dispensan más de siete toneladas anuales de fuel en alta mar.

“Vamos a modificar la legislación medioambiental para establecer un cuadro de sanciones que permita sancionar a las empresas que hagan bunkering”, anunciaba.

Y entre embite y embite, se descuelga la eurodiputada británica Julie Girling pidiendo un boicot turístico a España. "Ya se ha hablado bastante, ahora tiene que haber acción. Insto a los mandatarios  del Reino Unido a pasar sus vacaciones de verano en otros lugares este año. España no está de nuestro lado”.

Las notas cruzan de un lado a otro de la frontera. Margallo recibe la tercera queja por los retrasos al cruzar la verja y España responde firme:"Son controles pertinentes, aleatorios, proporcionales, no discriminatorios y sin motivación política".

Con el conflicto al rojo vivo y a punto de estallar, el ministro Margallo ha pedido comparecer en el Congreso la primera semana de septiembre.

Allí, explicará entre otras cosas, la última queja formal de España contra Gibraltar por construir un segundo espigón en la zona este. En una nota formal, considera estas acciones "inadmisibles" conforme al derecho internacional e "incompatibles con el Tratado de Utrech".

Exteriores ha advertido a Reino Unido: si Gibraltar continúa robándole terreno al mar, tomarán las medidas necesarias.

Cameron ha contestado pidiendo que la Unión Europea envíe a sus observadores a la verja y Durão Barroso media: garantiza que no dudará en imponer las leyes europeas para resolver la disputa sobre los controles.

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