Crítica
'Andor' sabe a 'Rogue One' y se convierte por méritos propios en la serie más trascendental de 'Star Wars'
Olvidaos de la Fuerza, del Lado Oscuro y de grandes batallas espaciales. 'Andor' es suciedad, es guerra de guerrillas, es David contra Goliat. Gracias a Cassian Andor y a otros cuantos inconformistas, se prenderá la chispa de la que nacerá la Alianza Rebelde. Hemos podido ver sus 4 primeros episodios y os contamos qué nos han parecido.
Si os gustó 'Rogue One', os chiflará 'Andor'. No hay mayor piropo que se le pueda hacer a la nueva serie de Disney+. Esta incursión en el universo de George Lucas, al igual que hizo la película spin-off de 2016, huye de misticismos, de mitología y de las conexiones con la saga Skywalker.
Quién dirige 'Andor'
En los 4 primeros episodios que Disney+ nos ha facilitado, hemos podido comprobar como Tony Gilroy, el showrunner de la serie y el mismo que se encargó de la película protagonizada por Felicity Jones, ha profundizado más en este universo. Uno mucho más pequeño que el de la 'Star Wars' original que llevamos acostumbrados a ver durante sus más de 40 años de vida.
Por qué va a enganchar
Todo se resume en unos personajes cotidianos y muy bien definidos. Un chico desesperado por encontrar a su hermana, una madre adoptiva, una vendedora de un taller mecánico, un millonario cansado de la opresión, una política idealista. Todos tienen en común una sola cosa: están cansados de la tiranía del Imperio. Como ya nos comentó Fiona Shaw en la entrevista que mantuvimos con ella, son historias pequeñas, cercanas, muy reconocibles. 'Andor' es una serie bélica disfrazada de ciencia-ficción gracias a los blásters, las naves que viajan a la velocidad de la luz y a la iconografía de 'Star Wars'. Pero, ojo, no es bélica en el sentido de enfrascarse en violentas batallas descarnadas. Es bélica por el ambiente que se respira en ella. Ese aire a hastío, a hartazgo, a revolución. Solo falta una chispa para prenderla.
Lo que nos gusta
La tensión que nunca cesa
Desde que arranca el primer episodio, la serie te mete en una tensión constante. Una vez te agarra, no te suelta. Esa sensación proviene del lugar donde se ha querido poner el foco. Sus protagonistas son personas cotidianas que llevan tiempo sintiéndose mal. Están aplastadas por un Imperio que les dicta cómo vivir y casi hasta qué pensar y son los que deciden rebelarse. El miedo a ser descubiertos y reducidos a cenizas está muy presente. Por no hablar del propio Cassian. Se ha pasado de la raya. Ha cometido un error con el que no contaba y eso va a poner en marcha una persecución implacable. Una caza que derivará en algo mucho más grande. Se va a meter en una lucha que no pueden ganar. Es una mosca contra un portaaviones. Semejante tensión le sienta de maravilla a la serie.
El personaje de Stellan Skarsgård
Es el pez fuera del agua. Ese personaje que no pega por proceder de dónde procede. Luego acaba resultando que es el más belicista de todos (o casi...). Es el que antepone el fin a los medios y el que lo inicia todo para que Cassian Andor acabe siendo finalmente quien es. Ni es un mentor, ni una figura en la que fijarse. Es ese personaje tan necesario, que ha visto mucha injusticia desde su lugar privilegiado y ya no puede mantenerse impasible. El que le echa valor porque tiene demasiado que perder y el que ve en la figura de Andor el catalizador para iniciar un movimiento que no tendrá marcha atrás. Personajes así nunca son suficientes.
Es 'Star Wars' pero no lo es
Lo más genial de 'Andor' es que todo nos suena, nos sentimos como en casa pero, a la vez, es una casa muy distinta. Porque 'Star Wars' siempre ha sido luz y aquí aparece tapada por un velo de pesimismo realista. Es un ambiente que hemos visto en películas o series que aspiran a ser mucho más trascendentales. Obras audiovisuales que retratan el horror y el terror de vivir bajo el yugo de una fuerza opresora. Hasta donde hemos podido ver, ese velo sigue estando presente, sobre todo, porque la chispa de la revolución todavía no se ha prendido. Es una gozada comprobar cómo algo que nos es tan familiar y que lleva más de 40 años mostrándonos el lado más inocente de la balanza puede sorprendernos, ponerse seria, y entregarnos una serie en la que se palpan las consecuencias más terribles, pero más cotidianas de la victoria de Vader y el Emperador sobre la República y los Jedi. Por fin dejamos atrás a los Skywalker y salimos de verdad a esa galaxia tan, tan lejana.
Las bambalinas del Imperio
Seguro que os suena esa conversación de 'Clerks', la película de culto de Kevin Smith en la que sus protagonistas hablan sobre los trabajadores de la Estrella de la Muerte. El mundo de 'Star Wars' está tan bien definido y puede llegar a ser tan profundo que muchos fans (como los de 'Clerks') imaginaban cómo sería la vida de un trabajador cualquiera del Imperio. En 'Andor' les vamos a ver. Hay organismos imperiales que funcionan como ministerios, formularios que rellenar y jefes incompetentes a los que soportar. Es la cotidianidad de una sociedad con todos sus estamentos. Nunca la habíamos visto y es tremendamente curioso ver su funcionamiento. Solo por eso, merece la pena el tercer episodio.
Lo que nos gusta menos
Cassian es una hoja movida por un vendaval
Da nombre a la serie y todo gira en torno a él pero, en los 4 episodios que hemos podido ver, Cassian va de un sitio a otro sin que parezca que nada de lo que hace lo elige él. Siempre le mueve la imprevisibilidad del momento o fenómenos que le son totalmente ajenos. De hecho, el cómo se involucra en toda esta historia es justo eso: estar en el momento menos adecuado en el lugar menos apropiado. No es que se meta en la revolución por elección propia, es que parece que es lo que le toca porque pasaba por ahí. Y, sinceramente, no es que nos guste mucho porque deja entrever que Cassian Andor, más que un personaje con entidad, es un vehículo que han utilizado para que la trama avance. Repetimos, hasta donde hemos visto, no tenemos la sensación de que Cassian sea ese personaje memorable y de peso que toda buena serie necesita. De hecho, son todos sus secundarios los que hacen que la serie funcione tan bien como lo hace.
Falta un villano a la altura
'Rogue One' tenía a Orson Krennic (Ben Mendelsohn) como principal antagonista y funcionaba. Era un incompetente con un complejo de inferioridad tremendo que lo suplía con una mala baba y una mezquindad que hacía que la peli ganase enteros cada vez que salía. Un buen villano siempre le viene bien a cualquier ficción. De momento, en 'Andor' no tenemos nada parecido. Hay alguna funcionaria imperial que podría hacer oposiciones a ello pero, los que persiguen a Cassian (una empresa de seguridad privada) no tienen ni el empaque, ni la capacidad suficiente para amedrentarnos en los primeros episodios. Seguimos esperando...
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