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CALENDARIO GREGORIANO
El pasado 4 de octubre marcó el 442 aniversario de la desaparición, en 1582, del calendario juliano y el advenimiento del Calendario gregoriano, que sigue vigente.
El calendario gregoriano es el que se utiliza a día de hoy en casi todo el mundo. Gracias a él, a parte del día 29 de febrero que solo existe en los años bisiestos, cada mes tiene los mismos días todos los años desde hace siglos.
Pero no siempre ha sido así. De hecho, en 1582, el año que entró en vigor este calendario, sucedió algo extraño: el mes de octubre duró solo 21 días, pasando directamente del 4 de octubre al 15. Te contamos por qué ocurrió esto.
Antes de 1582, la sociedad europea se regía bajo el calendario juliano, que establecía que un año duraba 365 días y seis horas. Sin embargo, tanto astrónomos como distintas autoridades del continente tenían claro, desde el siglo IV, que el planeta Tierra tardaba 365 días, cinco horas, 48 minutos y 45 segundos en darle la vuelta al Sol.
En principio, esa diferencia 11 minutos y 15 segundos entre calendarios parece mínima. Sin embargo, desde el año 46 a. C. hasta la implementación del calendario gregoriano se produjo un desfase temporal de aproximadamente 10 días.
Por ello, el papa Gregorio XIII decidió corregir este desajuste temporal recortando el calendario 10 días y los ciudadanos pasaron directamente del 4 al 15 de octubre.
¿Por qué en octubre? El motivo por el que decidieron solucionar este problema el mes de octubre es porque durante estos días no tenía lugar ninguna festividad cristiana importante, por lo que podían corregir la diferencia sin riesgos.
Con la implantación de calendario gregoriano vino otra modificación que hasta entonces no se había hecho: cambió la norma de los años bisiestos. De esta forma, la duración básica del año sería de 365 días, pero serán bisiestos (es decir, febrero tendría 29 días en lugar de 28) aquellos años en los que las dos últimas cifras son divisibles por 4.