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A medida que envejecemos vemos nuestras orejas o nariz algo cambiadas, más grandes o caídas. Esta es la razón por la que parece que no paran de crecer.
Con los años, todos sufrimos un envejecimiento físico y mental debido a las transformaciones que se producen en nuestras células. Estos cambios se hacen visibles en la piel, huesos, articulaciones o en sentidos como la vista o el oído. Sin embargo, donde más visibles se hacen estos cambios es en nuestro rostro, como en nariz y orejas.
Aunque según pasen los años observemos cambios en nuestras orejas o nariz, en realidad estas no siguen creciendo activamente durante toda la vida como lo hacen los huesos en la infancia o adolescencia.
En realidad, la nariz y las orejas están hechas de cartílago, un tejido flexible que con los años pierde firmeza y colágeno.
El colágeno es una proteína del cuerpo humano, importante para dar firmeza y elasticidad a tejidos como la piel, los huesos, los tendones, el cartílago o los vasos sanguíneos.
Con el paso del tiempo, el cartílago se debilita y se deforma. Esto junto con la gravedad y la pérdida de elasticidad de la piel, la nariz y las orejas se alargan o caen ligeramente.
Es por eso por lo que, a medida que envejecemos, parece que se hacen más grades. Sin embargo, esto no se debe a crecimiento real sino por los cambios naturales del tejido.