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SEGÚN UN ESTUDIO
¿Alguna vez has estado ante una imagen estática, pero has visto cómo de repente empieza a moverse? Te contamos por qué tu cerebro y tus ojos te engañan con las ilusiones ópticas.
Todos hemos sido alguna vez víctimas de ilusiones ópticas que nos han hecho plantearnos si lo que estamos viendo es real o no. Es más, algunas de ellas son tan fascinantes que se vuelven virales en redes, hablamos, por ejemplo, del vestido azul y negro (o blanco y dorado), agujeros que se expanden o tatuajes con formas geométricas alucinantes que dan sensación de profundidad.
Conocemos mil ejemplos, pero, ¿qué nos lleva a interpretar estas imágenes? ¿Realmente se mueven? Y aún más importante, ¿qué pasa en nuestros ojos y en nuestro cerebro? Un estudio reciente de Frontiers in Human Neuroscience tiene algunas de las respuestas.
Sobre la investigación: ¿qué efecto producen las ilusiones?
El estudio, encabezado por psicólogos de Noruega y Japón, sometió a un total de 50 hombres y mujeres con visión normal a diferentes ilusiones del artista y también psicólogo japonés Akiyoshi Kitaoka.
Utilizaron un rastreador ocular con infrarrojos para determinar cómo afectaba la exposición de estas imágenes a los ojos de los participantes. Demostraron que, en la mayoría de los casos, cuanto más respondía una persona a la ilusión, más se dilataba su pupila. Sin embargo, en el 14 % de los casos los participantes dijeron no haber apreciado ningún efecto al ver la imagen.
La ilusión de la que parte este estudio es una imagen estática, tiene un fondo blanco moteado con pequeños óvalos negros y en su centro esconde el secreto: un agujero negro. Y es que el gradiente del "agujero" hace que parezca que se está expandiendo mientras miramos la imagen.
Además, esta misma imagen se probó con diferentes variantes y se demostró que la intensidad del "agujero negro" variaba según el color de fondo (el efecto de la ilusión era mayor ante un fondo magenta).
La clave está en nuestra percepción
Las ilusiones no son casuales, están programadas precisamente para desconcertarnos. De esta forma, cuando miramos este tipo de imágenes nuestros ojos tienen la impresión de que el agujero se oscurece y, de forma inconsciente e involuntaria, nuestras pupilas se dilatan.
¿Por qué ocurre esto? Nuestras pupilas están diseñadas para adaptarse a la cantidad de luz que recibimos. Así, cuando estamos a oscuras, se dilatan para tratar de captar más luz y, en cambio, se contraen cuando estamos ante una fuente de luz.
Por otro lado, los investigadores del estudio plantean que esto también puede deberse a que nuestro cerebro trata de predecir el futuro. Es decir, imágenes como esta recuerdan a agujeros negros y a túneles y nuestro cerebro interpreta que está entrando en ellos. Así, manda información a nuestros ojos para anticiparse al futuro y adaptarnos a lo que viene.
Esta son las claves fundamentales por las que, aunque sepamos que la imagen es estática y no se mueve, cuanto más miramos la ilusión más vemos cómo se expande el agujero de su centro.
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