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La ciencia tiene una respuesta clara al respecto sobre el momento idóneo del día para meternos debajo de la alcachofa.
Ducharse es una actividad cotidiana que cada uno decide en qué momento del día se la da. Muchos lo adaptan a su estilo de vida, por ejemplo, si hacen deporte, se duchan después del ejercicio y otros necesitan darse una ducha nada más despertarse. Pero en términos de higiene hay mejores momentos para ponerse debajo del grifo. La ciencia tiene una respuesta clara al respecto sobre el momento idóneo del día para meternos debajo de la alcachofa.
Vaya por delante que ducharnos, sea por la mañana o a la noche, es cuestión de preferencias pero cada franja horaria tiene sus beneficios. Algunos más que otros.
Alok Vij, dermatólogo, comentó para la Clínica de Cleveland los beneficios de ducharnos por la mañana. Puede sernos de utilidad para estar en alerta mucho antes y eliminar los rastros de somnolencia. Además, todos aquellos que sigan un proceso de skincare, puede beneficiarnos gracias a que los nutrientes son absorbidos mucho mejor por la piel.
Jason Singh, médico de Virginia, tiene una opinión contraria, asegurando que las duchas nocturnas son mucho más beneficiosas. Una ducha de agua caliente al atardecer activan la melatonina, lo que sumado al enfriamiento del cuerpo al secarnos se traduce en un mejor descanso, elemento indispensable de una buena salud mental y física. A todo ello se añade que una ducha nocturna permite eliminar las sustancias y contaminantes que hemos acumulado durante el día.
Depende de nosotros determinar qué nos conviene más dependiendo de nuestro día a día, una ducha para activarnos, o una a la noche para relajarnos por completo. ¿Tú con cuál te quedas?