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¿LO SABÍAS?
Todo nuestro cuerpo se mueve gracias a la sangre, sin embargo hay una parte que no la necesita, te contamos cuál es.
La sangre es la encargada de transportar oxígeno y nutrientes a los pulmones y tejidos, llevar productos de desecho a los riñones y al hígado o regular la temperatura corporal, entre otras cosas. Se calcula que en un adulto recorre de promedio entre 4 y 5 litros de sangre por su cuerpo, lo que supondría en torno al 8% de su líquido total. Pero hay un lugar al que no llega este líquido de color rojizo. Y es una parte de nuestro ojo.
Lágrimas como sustituto a la sangre
Pero, si la sangre hace tantas cosas en nuestro cuerpo, ¿cómo puede haber una parte de él que no la reciba? Esa parte del cuerpo se encuentra en los ojos, en ellos hay una sección que realiza su función sin necesidad de la sangre y esta es la capa exterior de la córnea del ojo. La córnea es la encargada de que la luz pase a través de ella hacia el interior del ojo y es responsable de proteger el iris y el cristalino.
Para poder funcionar a la perfección, el exterior de la córnea se vale de las lágrimas y el humor acuso que le aportan los nutrientes necesarios. Las lágrimas son las encargadas de, entre otras cosas, eliminar residuos y cuerpos extraños y proteger nuestros ojos de las infecciones. Junto a ellas, el humor acuoso ayuda a determinar la presión intraocular y a reflectar la luz que entra en el ojo hacia la pupila y el cristalino
Atento a si lagrimeas más de la cuenta
Cómo hemos comentado anteriormente, las lágrimas son las encargadas del funcionamiento del exterior de la córnea y aunque hay ocasiones, cómo bostezar o reír, en las que podemos lagrimear más, hay otras de las que debes estar atento. Cuando te frotas el ojo o te entra algo, podemos generar pequeños arañazos que nos dañen esta parte del ojo. Esto provoca que se genere más lágrimas y podamos estar más incómodos.
También debemos estar atentos, y sobre todo el verano, a los ambientes secos o altas exposiciones a los aires acondicionados, que pueden provocar que se nos sequen los ojos. El uso prolongado de lentillas también puede hacer que disminuya la cantidad de lágrimas en esta zona.
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