A la hora de resfriarnos, ¿debemos cambiar nuestro cepillo de dientes?

Cuandonos resfriamos nuestra prioridad es curarnos lo antes posible para volver a nuestra vida normal. Puede parecer que quedarnos en casa y tomarnos los medicamentos es suficiente, sin embargo, hay algunas cosas que podemos hacer para acelerar la recuperación y que no sabemos que nos están perjudicando si no lo hacemos.

Una de estas cosas es cambiar el cepillo de dientes una vez nos hemos recuperado de un resfriado o cualquier otro tipo de infección. Este elemento básico de higiene personal está en contacto con nuestros fluidos bucales varias veces al día, por lo que los gérmenes y bacterias que albergamos cuando estamos enfermos se quedan entre las cerdas, ralentizando nuestra recuperación completa de la enfermedad.

Independientemente de que el cepillo quede infectado tras haber estado enfermos, hay que tener en cuenta que en el día a día ya se encuentra muy expuesto a gérmenes. Es por ello por lo que los expertos recomiendan cambiar el cepillo cada tres meses. Además, para más higiene, recomiendan guardarlo en un lugar ventilado y evitar el uso de carcasas protectoras ya que, lejos de proteger a nuestro cepillo de los gérmenes, impide que se seque bien después de haberlo utilizado, favoreciendo la proliferación de estos gérmenes.

Sin embargo, si debemos cambiar el cepillo cada tres meses y cada vez que estemos enfermos, ¿qué pasa con los residuos que se generan? Los cepillos de dientes ordinarios están fabricados de plástico y si los cambiamos con tanta frecuencia, contribuiremos a generar aún más residuos plásticos de los que ya hay en el planeta. Es por ello por lo que podemos recurrir a los cepillos biodegradables que encontramos en el mercado. Estos cepillos están fabricados con materiales naturales como, por ejemplo, el bambú, que no tardarán miles de años en descomponerse tras su uso. De esta manera, no solo estaremos cuidando de nuestra higiene personal, sino de la del planeta también.

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