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CIENCIA

¿Por qué hay cosas que nos dan tanta dentera?

La dentera es una sensación desagradable que se repite a menudo en nuestras vidas, pero ¿sabes a qué se debe esta reacción? Los científicos revelan que habría una conexión entre la dentera y nuestra sensación de alerta.

En ocasiones estamos tranquilamente en casa y de repente escuchamos un sonido que nos produce una profunda dentera. Esta sensación no siempre es la misma, pero siempre resulta desagradable y es bastante común entre los seres humanos. ¿Por qué ocurre este fenómeno?

La dentera es la sensación de grima que sentimos como reacción negativa del cuerpo hacia ciertos estímulos. Es una acción involuntaria de rechazo en la que nos dan escalofríos e, incluso, se nos pone la piel de gallina.

Lo que dicen los científicos respecto a esta sensación es que existe una vinculación entre ella y el sistema nervioso vegetativo, que está relacionado con un instinto propio de los animales. El sistema nervioso vegetativo o autónomo es aquel que controla todas esas funciones que son involuntarias, inconscientes o automáticas. La dentera se produce debido a estímulos sonoros, ya que muchos animales interpretan instintivamente los sonidos agudos como un aviso de alerta. Este instinto lo hemos mantenido los seres humanos en forma de la sensación de dentera.

Si pensamos en las cosas que nos dan dentera, descubriremos que no son sonidos cualquiera, sino que, efectivamente, se trata de estímulos sonoros especialmente agudos. Estos sonidos pueden ser bastante cotidianos, como rozar un tenedor o un cuchillo contra un plato, el chirriar de una tiza en una pizarra o el sonido que produce el corcho de embalar cuando lo manipulamos. Nuestro cuerpo interpretará estos estímulos como una señal de peligro y se pondrá en alerta y es esto lo que nos produce una sensación tan desagradable.

Los sonidos que se encuentran entre los 2000 y los 4000 Hz son aquellos que causan una perturbación mayor en las personas, tal y como descubrieron los científicos de la Northwestern University, en el año 1986 en Chicago. Los musicólogos Micheal Oehler (Universidad de Colonia) y Christoph Reuter (Universidad de Viena) corroboraron esta afirmación y aportaron la teoría de que sonidos como el arañar una pizarra resultan dolorosos porque la forma del canal auditivo humano amplifica los sonidos de este intervalo, lo que los hace muy molestos. Además, se piensa que la corteza auditiva es la responsable de que penetre más el sonido, intensificando la reacción emocional.

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