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ES POSIBLE DETECTAR LAS SEÑALES DE PELIGRO
Antes de escribir sobre ello hace unas semanas, bajo mi mirada escéptica y empírica, decidí documentarme unos días sobre este oscuro fenómeno. Estuve día y noche indagando por noticias, entrevistas, la red social VKontakte (el Facebook ruso) y por foros rusos gracias a la disléxica traducción de Google Translator. Como los caracteres son tan diferentes, tuve que traducirlo todo. Durante esos días revisé con detenimiento cada uno de los perfiles de las víctimas listadas en VKontakte, sus muros, sus publicaciones en la red antes de suicidarse, leí datos y manifestaciones (desagradables) de presuntos testigos circunstanciales, amigos y familiares de las de víctimas hasta el hastío. Antes de publicar algo sobre ello, quería estar segura de lo había leído.
En mi anterior post sobre la ballena azul hubo datos y reflexiones que no publiqué pensando que se hablaría de este fenómeno más tarde de lo que se ha hecho y han pasado solo dos semanas. Por eso, no quiero dejar la oportunidad de contar lo que vi y plasmar algunas reflexiones.
Además de poner el grito en el cielo sobre lo cruel que puede llegar a ser la Red con nuestros menores, hay iniciativas que podemos llevar a cabo con nuestros menores y que están a nuestro alcance.
Quién evita la ocasión, evita el peligro. “Prohibir mejor que enseñar”
No debemos evitar una situación a la que tarde o temprano llegarán los menores: el uso de dispositivos informáticos y conexión a la Red. La Red tiene muchos usos, no solo las redes sociales. Los menores son grandes consumidores de YouTube, donde ven vídeos de sus ídolos favoritos, juegos, películas o dibujos animados.
También pueden usar sistemas de mensajería instantánea para mandar mensajes a familiares, compañeros de clase, hacer deberes online, etc. Eso dista mucho de darles barra libre a estar conectados a las 2 de la mañana a redes sociales o a inundar el “Insta” a los once años con fotos personales.
Si los propios términos y condiciones de los menores prohíben los registros de menores de trece años y la Ley de Protección de Datos lo hace hasta los catorce en España ¿Por qué se les deja hacer uso de determinadas redes a edades más tempranas?
No es lícito culpar a las redes sociales de los contenidos que albergan. Dejando de lado el dilema moral y jurídico de si tienen o no responsabilidad, nuestra obligación es cuidar que no se acceda a sus contenidos antes de lo permitido y cuando lo haga, se lleve a cabo con supervisión y control.
Estar pendiente de lo que nuestros hijos publican en las redes
Aunque no todas las víctimas relacionadas con el oscuro juego de la Ballena azul en Rusia, tenían ya sus perfiles activos o hacían alusión a este juego, otras sí que dejaron comentarios y fotos que podrían hacer sospechar de un comportamiento extraño. Este tipo de hechos deben hacernos dar cuenta de lo expuestos que están nuestros menores ante cualquier información. No son solo foros de suicidio, también se publican contenidos con violencia extrema, ejecuciones, blogs pro-anorexia y bulimia.
Esta información puede ser influenciable, sobre todo en jóvenes, y debemos estar pendientes de lo que publican en sus redes. Es muy posible que no tengan valor de hablar con su familia o de contárselo a los padres pero sí lo expresan a través de las redes sociales donde se desahogan y comparten con quien creen sus iguales. La comunicación ha cambiado y hay que estar en estos medios.
La lacra de estos contenidos siempre ha existido y existirá
Gore, ejecuciones, violencia, contenido pornográfico, foros pro-anorexia, y cómo suicidarse, etc. Siempre han estado presentes. La única diferencia es que, en el 2008, no había tantos millones de niños con acceso a Internet y móvil como ahora. Los contenidos se multiplican de forma exponencial y las víctimas potenciales también. Lo que no se multiplica de forma exponencial son las ganas que le ponemos los adultos a conocer lo que existe y a ponernos en acción para estar pendientes de ello y de ellos.
Los menores son muy sugestionables, magnifican lo que viven mucho más que los adultos, se sienten atraídos por nuevas experiencias y el morbo más que un adulto (aunque a veces no sé qué pensar). Para ellos la Red es un gran mundo por explorar y se convierte, en muchos casos, en una vía de escape para expresar sus sentimientos y problemas con otros, lo que les hace estar más expuestos y ser carne de manipulaciones, cazadores y miserables.
Tampoco disponen de tantos recursos personales como un adulto, de modo que cualquier amenaza o coacción se vuelve un mundo para ellos y se aíslan, en vez de buscar ayuda y apoyo en sus más allegados.
Sabiendo esto, debemos tener claro que, por motivos técnicos y jurídicos y la propia idiosincrasia de la Red, es imposible ponerle coto y acabar con este tipo de contenidos o esperar que dejen de existir. A una web o foro que elimines, si se consigue, aparecerá otro en su lugar y, en muchos casos, por moralmente reprochables que nos parezcan, entran dentro de la libertad de expresión.
No hacen falta padres coraje sino que adviertan a tiempo a las autoridades de lo que está ocurriendo
Como comentábamos al inicio del post, hubo algún padre de las víctimas que se infiltró en estos grupos para ver qué estaba ocurriendo. No, por favor. Hay que denunciarlo y dejar la obtención de posibles indicios e indagaciones procedentes a las autoridades, bajo la figura de un agente encubierto. Si nos infiltramos en este tipo de foros por propia iniciativa, podemos tomar decisiones equivocadas, obtener pruebas viciadas y nulas y levantar sospechas.