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CURIOSIDAD
Todos guardamos, en algún rincón, esos peluches de nuestra infancia. Lo que quizáno sepamos es que estos, puede aportarnos una estabilidad emocional y mejorar nuestra salud mental cuando somos adultos. Los peluches no son solo cosa de niños, te lo contamos.
En muchas ocasiones, dentro de nuestros desvanes, garajes o trasteros, se encuentran nuestros antiguos peluches que una vez tuvimos de niños. Esos objetos que hemos compartido tanto en nuestra infancia y se convirtieron en muchos casos en nuestros primeros amigos, nos dieron muchos momentos de imaginación y fantasía.
Sin embargo, a medida que nos hacemos mayores, vamos dejándolos y olvidándonos de ellos. Pero conservarlos, no nos hacen infantiles, tenerlos cerca puede suponer gran ayuda en ciertos momentos y ser un complementoimportante.
Estudios que lo demuestran
Tantos recuerdos tenemos que solo con su presencia, nos envuelve de felicidad. Según estudios del Instituto Psicoanalítico de la Universidad de Nueva York ha observado, que los peluches generan en nosotros un efecto verdaderamente reconfortante, a través de cómo interactúan los niños de un hospital. Los peluches producen que nos sintamos muy cómodos e incluso sentirnos en nuestra zona de confort, ya que nos refugia, por eso estos productos en ocasiones se utiliza, para ayudar a la transición, entre dentro y fuera de esta zona.
Está demostrado que los peluches nos pueden ayudar en situaciones de estrés y desanimo emocional, sobre todo en personas con una autoestima más baja, además, pueden hacernos mucha compañía cuando estemos solos o en situaciones desagradables.
No debemos de sentir vergüenza de seguir teniendo estos peluches con nosotros, siempre y claro, que no afecten a nuestra vida, el peluche puede ser un aliado en todo momento, para reconfortarnos, no solo por sus formas adorables, sus colores tan positivos o sus materiales esponjosos con los que nos atraen y envuelven, sino aportar una ayuda emocional extra que necesitamos en momentos derivados del trabajo, las presiones familiares o las angustias diarias favoreciendo, una ventaja para equilibrar nuestras emociones y deseos.