ES UNA ESTAFA

¿Sabías que nunca deberías responder al teléfono con un "sí"?

Los estafadores utilizan esta técnica mediante la grabación de la voz para suplantar identidades y autorizar transacciones fraudulentas en su nombre.

En la era digital, donde la conectividad y la información influyen a gran velocidad, los delincuentes cibernéticos han encontrado nuevas vías para engañar a los usuarios. Es innegable que responder a las llamadas de teléfono con un "¿sí?" es algo de lo más habitual. Prácticamente lo hacemos desde que tenemos uso de razón y nos enseñan su funcionamiento. Lo que tal vez muchos no sepáis es que la propia policía ha recomendado eliminar este hábito.

Tal y como indicaron a través de redes sociales desde la cuenta oficial de la Policía Nacional, se trata de un gesto que nos puede salir caro. Las estafas no sólo están presentes a través de redes sociales o aplicaciones de mensajería, también en llamadas telefónicas.

Hablando por teléfono | Foto de Patty Zavala en Unsplash

Los estafadores pueden hacerse pasar por una entidad bancaria o atención al cliente. El objetivo: obtener un "si" grabado que luego utilizarán para autorizar transacciones financieras, abrir cuentas o realizar otros actos fraudulentos en nombre del usuario. Durante la conversación, el estafador formula preguntas diseñadas para provocar una respuesta afirmativa. Algunos ejemplos comunes pueden ser: "¿Está usted autorizando esta transacción?" o "¿Está de acuerdo en recibir actualizaciones?". En ocasiones, el estafador permanece en silencio, esperando que la víctima diga "sí" antes de colgar abruptamente.

Al mismo tiempo, la Policía Nacional recomienda que en caso de sospechar que la llamada es fraudulenta se recomienda, mantener la calma, verificar la llamada, colgar inmediatamente el teléfono o denunciar. Siguiendo estos pasos podrás asegurarte que no eres víctima de una estafa.

En tiempos donde la conectividad es un arma de doble filo, estar informado y actuar con precaución es clave para protegerse de fraudes como este. La vigilancia constante y la adopción de buenas prácticas pueden marcar la diferencia entre ser víctima de un delito cibernético y mantener la seguridad de nuestros datos.