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Consejos para viajes culturales

5 consejos a tener en cuenta a la hora de visitar museos

¿Te cuesta visitar un museo? ¿No sabemos por dónde empezar, no sabes cómo terminar, no sabes cómo desarrollar esta visita? Te dejamos una serie de consejos que te facilitarán la vida.

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Los museos, esos grandes desconocidos. Aunque, cuando viajamos, todos parecemos tener claro que deberíamos visitar uno o dos museos para conocer mejor nuestro destino, lo cierto es que muchos no se muestran especialmente contentos con esto. Para algunos, son aburridos. Para otros, una pérdida de tiempo. Y para la mayoría un laberinto.

¿Cómo visitar museos durante nuestros viajes y no morir en el intento? A continuación, una serie de prácticos consejos que te facilitarán esta visita y que pueden hacerla más agradable de lo que piensas en un principio.

1. Ve pronto. Por dos razones: en primer lugar, porque te evitarás largas colas de espera, tanto en la entrada al museo como en el visionado posterior de aquello que expone. Todos sabemos que, incluso aunque entendamos que tiene que ser así, resulta molesto tener veinte cabezas ante ti y no poder contemplar aquello que los demás contemplan.

Y hay otra razón: el cansancio. Visitar un museo después de todo un día caminando por la ciudad en la que te encuentras, o incluso después de haber visitado otro museo, no es buena idea. Nuestros sentidos están cansados y no nos apetece seguir andando; mucho menos nos apetece llevar ese paso que requieren los museos: andar, parar, andar, parar. Si quieres disfrutar verdaderamente de un museo, ve pronto y fresco.

2. Infórmate. La información es una de nuestras máximas y en este caso es fundamental. Antes de visitar un museo, asegúrate de tener más o menos claro qué es lo que expone; no vaya a ser que tenga un Van Gogh escondido en alguna de sus salas y te quedes sin verlo. No queremos que estudies cada sala antes de visitarla, sólo que estés algo informado de cuánto puedes encontrar en él.

3. Adquiere un mapa del museo. No solo es lo mejor para no perderse (sí, perderse en museos es habitual), es también la mejor forma de luchar contra el cansancio, la incertidumbre y la impaciencia. Con un mapa en nuestra mano nos manejaremos mucho mejor y la visita será más fácil, pues nosotros mismos podremos ir decidiendo qué hacer durante ella.

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4. Tómate un descanso. Pocas personas se plantean que pueden descansar durante una visita a un museo pero lo cierto es que es muy práctico. La gran mayoría poseen una cómoda cafetería donde hacer un pequeño stop antes de seguir adelante; tomar un refresco nos puede revitalizar y nuestras piernas lo agradecerán.

5. Sin agobios. El ser humano tiende a agobiarse, en el caso de los museos pueden ser muchas las razones: porque se ha pasado demasiado tiempo en el museo, porque aún queda mucho por ver, por esa necesidad de fotografiar todo lo que nos está gustando y sentir que no se da a basto... Pues bien, ¡nada de agobios!

En primer lugar, todo el tiempo que dediquemos a ver un museo es un tiempo bien invertido. Si tienes que estar media hora delante de un único cuadro porque eres incapaz de moverte, está bien. Y si pasamos en total más horas de lo esperado, es porque nos está gustando lo que vemos. ¿Dónde está el problema? No quieras marcharte antes de tiempo porque probablemente te acabes arrepintiendo.

Y esas fotografías en realidad no las necesitas; hoy en día todo está en Internet y disfrutarás mucho más si te olvidas de la tecnología y te dedicas a admirar lo que tienes delante.