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Castilla y León

Cueva de la Mora: La sorprendente historia tras este rincón de la provincia de Salamanca

En nuestro país existen un gran número de leyendas, algunas de ellas siendo verdaderamente curiosas. Una de las más impactantes la podemos encontrar al sur de la provincia de Salamanca donde la absoluta protagonista es nada más y nada menos que la reina Quilama.

Cueva de la Mora. SalamancaImagen de pacorro39 en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0

La joven, en aquella época, vivía en una cueva del mismo nombre mientras custodiaba espectaculares riquezas. Más de uno trató por todos los medios de adueñarse de ellas, habiendo pagado con la vida y hasta con la pérdida de la razón. La leyenda aseguraba que, en las noches claras y sobre todo por San Juan, del fondo de la cueva brotan ciertos ruidos y lamentos.

Estaríamos ante el espíritu de la reina mora, quien continúa con su encartamiento. Hay quien dice que, de vez en cuando, sale de su escondite para ser vista por las inmediaciones del río. Debemos tener en cuenta que éste se comunica, a través de un pasadizo, con las mismas entrañas de la cueva.

Ahora bien, ¿dónde se encuentra este lugar? Nada más y nada menos que en la misma ladera sur del pico de la sierra que lleva su mismo nombre. Estamos ante un sitio de muy difícil acceso, así como enigmático por esta historia que le acompaña. Por si fuera poco, esta leyenda relaciona el lugar como el refugio de Don Rodrigo, el último rey visigodo, y su amante, la reina Quilama.

Cueva de la Mora. Salamanca | Imagen de DnTrotaMundos en Wikipedia, licencia: CC BY 3.0

Juntos huyeron por esta cueva que comunica, de manera directa, con el pico del Castillo Viejo de Valero. ¡Pero no todo queda ahí! La leyenda asegura que, en esos pasadizos y laberintos que podemos encontrar en su interior, se encuentra el ansiado tesoro de Alarico, conocido rey godo.

Muchos son los que dicen que los pastores, en la antigüedad, recorrían estos parajes acompañando a sus rebaños. Ellos aseguraban que la Cueva era algo así como una mansión infernal, repleto de seres malignos cuyas risas y terroríficas carcajadas llegaban a todos los rincones de los municipios colindantes.

Por si fuera poco, cabe destacar que hubo un albañil que no dudó en aventurarse a entrar en la Cueva para hacerse con el tesoro… Pero desapareció sin dejar rastro, no volviendo a saber nada más de él. Desde luego que fue engullido por las temidas profundidades de este enigmático lugar.