UNA JOYA

La isla más 'desconocida' de Canarias que es todo un paraíso natural con playas vírgenes

La Graciosa, la octava isla de las Canarias, es una de las más desconocidas y escondidas del archipiélago que cuenta con playas con aguas cristalinas y zonas volcánicas. Te contamos todo lo que puedes descubrir en este maravilloso lugar.

En España contamos con lugares paradisiacos que no tienen nada que envidiar a República Dominicana, Hawái, las Islas Maldivas, Riviera Maya o Tailandia. Recientemente te hablábamos de la isla más desconocida de Baleares que tiene un castillo y aguas cristalinas y ahora queremos hablarte de otro lugar increíble en las Islas Canarias.

Aunque no se trata de un lugar desconocido como tal, si que es una de las menos turísticas, se trata de La Graciosa, la octava isla de las Canarias que tiene paisajes salvajes y playas vírgenes.

La isla tiene 27 km cuadrados y tan solo dos municipios: Caleta de Sebo y Pedro Barba. Sin embargo, solo uno de ellos está habitados ya que las 720 personas censadas viven todas en Caleta de Sebo.

Además, es un lugar perfecto para los amantes del senderismo o del ciclismo, ya que la isla no tiene carreteras asfaltadas y puedes recorrerla por sus caminos a pie o en bicicleta.

Sin embargo, uno de sus puntos más fuertes son sus playas de aguas cristalinas, la playa de Las Conchas es considerada la mejor playa de La Graciosa, está situada a una hora a pie desde Caleta de Sebo y tiene más de 600 metros de arena blanca. Otras playas que no puedes perderte son la Playa del Salado, la Playa la Francesa, la Playa Montaña Amarilla o la Playa Lambra.

Su naturaleza es una auténtica joya con un fondo marino que se encuentra dentro de la Reserva Marina del Archipiélago Chinijo y con el volcán de Montaña Amarilla, que con 172 metros de altura, es uno de los cuatro conjuntos volcánicos de La Graciosa que no debes perderte cuando visites la isla.

La ruta son 6 kilómetros de trayecto desde Caleta de Sebo que se pueden hacer en bicicleta, en taxi, o bien caminando una hora y media disfrutando de los paisajes por los que se va pasando hasta llegar allí. Una vez allí, en las faldas del volcán, se encuentra la Playa de la Cocina, de aguas tranquilas donde se puede practicar snorkel.