Imperio Romano
No es en Roma, ni tan siquiera en Italia, donde se conserva la muralla romana más larga, sino en Gran Bretaña; se trata del Muro de Adriano que protegía la frontera del vasto Imperio Romano aunque no lo hacía solo, durante un buen número de años contó con el refuerzo de la muralla de Antonino Pío, 160 kilómetros más al norte; a continuación os contamos la historia.
Al sur del muro estaba la provincia romana de Britannia, al norte lo que hoy es Escocia, entonces tierra de pictos; no se conserva el muro completo porque a lo largo y ancho de su historia, una vez perdió su utilidad, se utilizaron sus piedras para levantar otras construcciones pero, a pesar de eso, es el muro romano más largo que se conserva.
Conquistar nuevos territorios era un hito pero no lo era menos protegerlos y conservarlos, de ahí la constante preocupación de los romanos por proteger sus fronteras, allá donde podía utilizaban elementos naturales como los ríos que les otorgaban ventaja en la defensa pero ¿y dónde no era posible? en la provincia de Britannia optaron por construir un gran muro de 117 kilómetros de largo que va desde el Golfo de Solway hasta el estuario del río Tyne, cruzando Gran Bretaña de oeste a este y dejando al norte del muro a las tribus de los pictos cuyos territorios no conquistaron.
Lo primero que debes saber de este muro es que si bien, simplificando más de la cuenta, decimos que separaba la provincia romana de Brintannia de Escocia, eso no es exacto o puede llevarnos a confusión porque la línea que traza el muro no coincide hoy de forma exacta con la frontera entre Inglaterra y Escocia, está un poco más al sur de la actual frontera.
El Muro de Adriano, así llamado porque fue el emperador romano Adriano quien la mandó construir entre los años 122 y 132, se levantó con sillares de piedra y tenía un grosor de entre dos metros y medio y tres metros, superaba los 3 metros y medio de altura en sus zonas más bajas mientras que rozaba los 5 metros en las más altas; se trataba de una gran muralla que estaba protegida por los propios soldados romanos, de ahí que contara con 14 fuertes y 80 fortines; para facilitar aun más la defensa de esta frontera contaba además con dos fosos.
Según las crónicas de la época desde su construcción el Muro de Adriano solo fue superado por los pictos en tres ocasiones; además, desde el año 142 hasta el 208 contaba con el refuerzo de la muralla de Antonino Pío, construida unos 160 kilómetros más al norte para asegurar la frontera de Britannia y tratar, además, de ganar terreno sometiendo a las tribus que vivían entre ambas murallas; a partir de 208, tras el abandono de la Muralla de Antonino Pío, volvió a ser la frontera del Imperio Romano en la provincia de Britannia hasta que fue definitivamente abandonada en el año 383.
Fue a partir de ese año, cuando perdió toda utilidad, cuando fue parcialmente desmantelada porque se utilizaban sus piedras para levantar otro tipo de construcciones; su importancia en todo caso es notable, es de hecho la construcción más importante de los romanos en Gran Bretaña y la UNESCO le otorgó la consideración de Patrimonio de la Humanidad en el año 1987.