FOODIES
Un viaje no estaría completo si no se probara la comida típica del destino. ¿Conocías estos dulces portugueses?
Cuando viajamos, es habitual que busquemos restaurantes o tiendas en las que poder pedir productos típicos de la gastronomía local. Nadie se imagina un viaje a Italia, por ejemplo, sin degustar un rico plato de pasta o una pizza. Pues tampoco nadie debería imaginarse un viaje a Portugal sin probar algunos de sus platos tradicionales o, por supuesto, algunos de sus postres. Porque lo cierto es que nuestro país vecino cuenta con recetas dulces deliciosas y, en esta ocasión, vamos a hablarte de algunas de las que no puedes perderte.
Seguramente hayas escuchado hablar en alguna ocasión de las berlinesas. Quizá, incluso, las has probado. Pues bien, en Portugal cuentan con una versión propia conocida como Bola de Berlim. En su caso, va rellena de crema de huevo y, en el exterior, es bastante crujiente. Claro está, al tratarse de un dulce las encontrarás en cualquier pastelería. Pero además, es habitual verlas en las playas.
En Sintra, y también en otros puntos del país como Madeira o Lisboa, podrás probar la queijada de Sintra, un postre portugués cuyo ingrediente principal es el queso requeijão o queso crema.
Hablamos ahora del dulce por excelencia de Portugal, conocido como pastéis de Belém o pastéis de nata. Se trata de una pequeña tarta de hojaldre rellena de crema de huevo y cubierta con azúcar y canela. Ya sea solo o acompañando a un café, estamos seguros de que el pastéis de Belém te encantará. ¡Está delicioso!
El bolo de mel o pastel de miel de caña es un dulce típico de la isla de Madeira que se prepara con miel de caña de azúcar. Antiguamente, era habitual comerlo en Navidad. No es que hoy en día ya no lo sea, pero ahora se vende durante todo el año y lo encontrarás, incluso, en las tiendas de souvenirs.
Su nombre no suena demasiado bien, pues se traduce como baba de camello, pero lo cierto es que los portugueses disfrutan y mucho comiendo este postre típico de su país. La receta lleva huevo, leche condensada y, muchas veces, almendras. El resultado: un dulce riquísimo.