MAR BÁLTICO
Repleta de lugares que tienen mucho que ver con el mar, Kiel es una parada obligatoria si te encuentras por la zona. Te contamos todo lo que no puedes perderte.
Cuando hablamos de Alemania y de sus ciudades más importantes, seguramente a la mayoría de personas nos vengan a la mente algunas como Berlín, Colonia o Frankfurt. Pero además, el país germano cuenta con otras ciudades bonitas que merece la pena descubrir pese a que no tengan tanto renombre y una de ellas es Kiel. Se trata de la ciudad más poblada del estado de Schleswig-Holstein, está bañada por las aguas del mar Báltico, y en la década de 1860 fue una de las bases navales más importantes del país.
Además de esto, debes saber que esta ciudad alemana regala unas vistas muy bellas del fiordo de Kieler, y también que tiene muchos lugares por descubrir. Por ejemplo, en una visita a Kiel, que puede hacerse en cualquier momento del año, se debe visitar su Museo Marítimo. Allí se pueden admirar varias exhibiciones que hablan de la historia marítima de Kiel y aprender cosas sobre su puerto o sus astilleros.
Otra de las cosas que pueden hacerse en Kiel es caminar por su paseo marítimo de 3,5 kilómetros de longitud, mientras se observa a los cruceros atracados o a los veleros navegar por la zona. Además de esto, resulta imprescindible visitar algunas de sus mejores zonas verdes. Por un lado está el Antiguo Jardín Botánico de la ciudad, perfecto para recorrerlo en calma. En cuanto al Nuevo Jardín Botánico, ofrece la posibilidad de admirar sus casas tropicales y muchas especies de plantas diferentes.
Por otro lado, tampoco puede faltar la visita al submarino Alemán U-995, ubicado en la playa de Laboe. Hablamos de un submarino que perteneció a la Alemania nazi y que hoy en día es un museo al que se puede entrar para ver cómo eran sus instalaciones. Si nos referimos a museos, tampoco se nos puede olvidar mencionar el Computer Museum o, lo que es lo mismo, el museo de la Informática: el tercer museo de esta temática más grande de todo el planeta.
¿Todo esto te parece poco? Pues puedes respirar con tranquilidad, porque todavía hay más. La iglesia de San Nicolás, la más importante de la ciudad, es otro de los imprescindibles. Empezó a levantarse en el año 1242, aunque cabe apuntar que a lo largo de la historia ha sido remodelado en repetidas ocasiones.
Tampoco puede faltar en el itinerario para la visita el Kiel Canal, que une el Mar del Norte con el Mar Báltico y tiene una longitud de 99 kilómetros. Por supuesto, solamente podrás ver una pequeña parte, pero de igual modo merece la pena. Y lo que también merece la pena es acudir al Monumento Naval de Laboe, que se alza 72 metros hacia el cielo y fue construido para conmemorar a los marineros que murieron durante la Primera Guerra Mundial. Dicho así quizá no te suene muy interesante, pero igual te anima saber que cuenta con una plataforma que ofrece unas vistas muy bonitas de los alrededores.