FRANCIA
Es el momento más que perfecto para descubrir la historia y algunos datos curiosos de la Basílica de San Sernín situada en la ciudad francesa de Toulouse.
La basílica de San Sernín es una de las edificaciones religiosas más impresionantes que podemos encontrar en Toulouse. Con el paso del tiempo, ha terminado convirtiéndose en todo un emblema, entre otras cuestiones, por ser la iglesia románica más grande de Occitania pero, sobre todo, por ser la segunda más antigua del país.
Estamos ante un santuario que se construyó en el lugar donde estaba situada la tumba de San Sernín, obispo de Toulouse que fue martirizado, aproximadamente, en el año 250. De hecho, curiosamente, la calle que va desde la Place du Capitole hasta la basílica de San Sernín no se llama “Rue du Taur” (Calle del Toro) por casualidad.
Y es que tiene una estrecha relación con la leyenda del Santo en cuestión. Ésta dice que fue arrastrado por nada más y nada menos que un toro salvaje. De esta manera, precisamente en el punto donde cayó el cuerpo de San Sernín, es donde se erige la conocida como iglesia del Taur.
La basílica de San Sernín, a través de su historia
Debemos tener en cuenta que en el siglo XII se decidió la construcción de la basílica que conocemos en la actualidad. Y todo porque la capilla que había en ese punto, del siglo V, se había quedado pequeña ante la gran afluencia de fieles. Lo cierto es que la ciudad francesa recibía un gran número de peregrinos del Camino de Santiago, pero también había otros tantos que acudían para venerar las reliquias de San Saturnino.
Sobre el año 1080, se comenzó la construcción por el ábside situado detrás de la capilla. En la actualidad se puede visitar esa primitiva iglesia, que hace la función de cripta por lo que acoge diversas reliquias.
En 1096 fue clave, ya que el Papa Urbano II se encargó de consagrar el altar. Desde su origen fue una iglesia escolar hasta 1778, cuando ya pasó a ser consagrada como basílica. Debemos saber que, tanto en la época gótica como renacentista, la construcción sufrió diversas modificaciones.
Pero también restauraciones, como la de Eugène Viollet-le-Duc en el siglo XIX. No solamente se encarga de escalonar los tejados laterales sino también los de la nave principal. Algo que se decidió eliminar en el siglo XIV. Aun así, debemos saber que en el siglo XX se suprimió este escalonamiento para reemplazarlo por el que había en el siglo XIV. Sin duda, estamos ante una edificación religiosa que no deja indiferente a nadie.
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