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PICOTEO GERMANO

10 bocados con los que acompañar una rica cerveza alemana

¿Hay una experiencia más alemana que sentarse en una larga mesa de madera con una jarra de cerveza de tamaño XXL? Sí, acompañando la bebida con alguno de estos 10 bocados que nos deleitarán el paladar. Gourmets, abstenerse, es hora de pasarlo bien con el picoteo germano.

Cuando pensamos en Alemania y comida, lo habitual es que lo primero que se nos venga a la cabeza sean las salchichas. Bierwurst, Bratwurst, Weissburt o Frankfurter son algunas de las más conocidas (por cierto, que esta última no tiene nada que ver con las Frankfurt de supermercado, sino con una receta de magro de cerdo con tocino, y todo ello ahumado), pero no las únicas... Y ni mucho menos lo único 100 % alemán que podemos comer en las diferentes regiones del país.

Si este otoño te escapas a alguna de sus ciudades, no dejes de entrar en alguna de sus cervecerías o restaurantes y aprovecha para, junto a tu jarra gigante de cerveza, pedir alguna de estas tapas, picoteos o raciones que harán de ese momento toda una experiencia germana. Por cierto, lo más seguro es que te sorprenda, pero las salchichas se suelen comer más como picoteo entre comidas o en el desayuno que como plato principal del almuerzo o cena, así que no te extrañe si no las ves luego en un menú del día.

Estos son los 10 sabores que no te puedes perder en una escapada a Alemania:

1. Brezel (o Pretzel). La forma de pan más alemana, junto al pan negro. Con más de cinco siglos de vida, estos lazos salados, con sésamo, solos u otro tipo de semillas, es el lazo más internacional. Los hay de todos los tamaños y no hay nada como acompañar la cerveza con uno de ellos... si es que solo sabes comer uno.

2. Kartoffelpuffer. De las palabras en alemán más internacionalmente conocidas, ‘kartoffel’ es de las más famosas. Significa patata y eso mismo es lo que tiene este bocado, que es una masa de patata rallada, con cebolla y algunos ingredientes y especias, que pasa a freírse hasta conseguir una especie de torta.

3. Pastel de patatas de Eifel. También conocido como Döppekuchen, es típico de la región de Eifel y se cocina con patatas ralladas, bacon y cebolla. Se diferencian de los Kartoffelpuffer (tortillas de patata rallada) en que la masa no se fríe, sino que se vierte en una cazuela de hierro y se hornea como si fuera un bizcocho.

4. Salchicha de Turingia. Es la tradición hecha salchicha. Asada sobre leña, elaborada con carne de cerdo, mejorana, comino y ajo; cada carnicero de Turingia tiene su propia receta, por lo que es casi imposible comer dos iguales. Se ha documentado su existencia en el siglo XV, de ahí que sea toda una institución en la región.

5. Currywurst. De la salchicha más antigua, a la más moderna. Y es que fue en 1949 cuando a Herta Heuwer le dió por espolvorear curry en polvo sobre su salchicha de cerdo, creando una salsa especial de paso. Lo hizo en Charlottenburg y había nacido la Currywurst, la esencial de los puestos callejeros berlineses.

6. Maultaschen. Son los famosos raviolis alemanes, una pasta rellena que es típica de Suabia y que dice la leyenda que fue inventada por los monjes del monasterio de Maulbronn que, como no querían prescindir de la carne en Cuaresma, la ‘escondían’, dentro de un ravioli gigante. Es por eso que también se les conoce como ‘engañabobos del Señor’.

7. Queso Handkäs. Queso de cuajada elaborado con leche de vaca, elaborado a mano desde el siglo XIX y que se marina con cebolla picada, vinagre, aceite, comino, sal y pimienta. Sobre una rebanada de pan negro con mantequilla es una de las delicias más increíbles del picoteo alemán.

8. Ahle Wurscht. O lo que es lo mismo, el salchichón ahumado de Hesse, que es un embutido de carne cruda de cerdo que se deja secar durante mucho tiempo, entre tres y doce meses. Incluso hay un museo dedicado a esta delicia, concretamente en Kassel-Calden.

9. Tarta Selva Negra. Todo un clásico que cumple este año un siglo de vida, y es que fue en 1915 cuando un pastelero la horneó por primera vez en la ciudad de Radolfzell (Baden-Wurtemberg). Los ingredientes más importantes son el aguardiente de cerezas («kirsch») de la Selva Negra, lo que le proporciona este característico sabor, y por supuesto las cerezas. Es decisión del pastelero poner más o menos cerezas dentro de cada tarta.

10. Mazapán. Pero no cualquiera, sino el de Lübeck. En esta ciudad se elabora desde el siglo XVI, en una receta de la que hay muchas variantes pero que tiene en la almendra su ingrediente principal. La receta original es de Oriente, pero en Alemania lo han llevado al rango de maestría.

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