ECUADOR
Ponemos rumbo a la ciudad ecuatoriana para conocer la historia que esconde su Catedral Metropolitana.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Ecuador, concretamente hasta la Guayaquil. Allí nos topamos con un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente sorprendentes y espectaculares. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la Catedral Metropolitana.
Oficialmente conocida como Catedral de San Pedro, está ubicada en el centro de la ciudad ecuatoriana y se erigió en 1547, utilizando la madera como material principal. El sitio escogido para su construcción no fue producto de la casualidad puesto que, por aquel entonces, esa zona era la Plaza Mayor de Guayaquil.
Como consecuencia de un devastador incendio en 1692, este templo quedó completamente destruido. Poco a poco, se fue restaurando durante la República y, en todo momento, se quiso mantener ese estilo colonial que tantísimo le caracterizaba. Todo cambió tiempo después, concretamente en el siglo XX, cuando esa iglesia original se quiso dejar atrás para reedificarla con materiales mucho más duraderos.
Debemos tener en cuenta que en la fachada de esa antigua construcción podíamos encontrar un medallón de madera, en el que estaba tallada la imagen del Apóstol Santiago, patrón de Guayaquil. Un medallón que se retiró de ese templo y que fue colocado en el Despacho del Alcalde de la ciudad, ubicado en el Palacio Municipal de Guayaquil, lugar donde se conserva actualmente.
Entre sus datos más curiosos, hay uno que destaca y es que estamos ante el único edificio que mantiene ese uso original de los solares de la antes conocida como Plaza de Armas. Y todo porque, a principios del siglo XX, tanto el Palacio de la Gobernación del Guayas como el Palacio Municipal de Guayaquil fueron construidos en el Malecón Simón Bolívar.
Para comenzar, debemos tener en cuenta que el primer emplazamiento de esta iglesia fue la cima de Santa Ana, junto a la Casa del Cabildo. En ese lugar se mantuvo durante varios años hasta 1639, cuando se opta por terminar de derribarla después de haber sufrido graves daños por un incendio. Al fin y al cabo, era un peligro para los feligreses. Por lo tanto, se demolió y, posteriormente, se reparó.
A principios de diciembre de 1692, Guayaquil fue arrasada por un incendio que provocó que el núcleo urbano se trasladase al Sur, dando lugar a la llamada Ciudad Nueva. Un par de años más tarde, se decidió edificar una nueva iglesia “Matriz”, en el emplazamiento actual de la Catedral. Se inauguró tan solo un año después.
Desde ese momento no hubo más restauraciones ni modificaciones en la estructura original hasta que, en 1822, monseñor Francisco Xavier de Garaycoa y Llaguno tomó la decisión de renovar la arquitectura de este templo. Así pues, agregó una nueva e imponente torre a su fachada.
En el año 1870, de forma más que oficial, queda atrás cualquier tipo de vestigio colonial al haber querido utilizar diversos elementos de estilo neoclásico. Un siglo después, en 1924, se inicia la construcción de la Catedral que podemos visitar actualmente, donde destaca el estilo gótico.