OMÁN
Si cuando viajas lo haces tras el buen tiempo pero sin querer vértelas con un calor de infierno, te encantará Omán en enero y febrero.
Durante el mes de enero en Omán las temperaturas diarias rondan los 24 grados y las nocturnas no bajan de los 15, además, a pesar de estar en época de lluvias en este rincón cálido del mundo y en enero no llueve más de tres días al mes (ya sería mala suerte que te tocaran los tres y, aunque así fuera, siempre podrás decir que eres de los pocos que ha visto llover en Omán); en febrero la situación es similar las temperaturas suben un par de grados respecto a enero y llueve a lo sumo un par de días en todo el mes.
El clima es un buen reclamo para Omán a principios de año y la principal razón por la que te recomendamos viajar a este destino precisamente en estas fechas pero no la única; en esta época del año se celebra el Festival de Mascate, capital de Omán, y eso significa que podrás disfrutar de un gran número de espectáculos y de una ciudad más animada y con una actividad comercial más notable.
Pero, volviendo a la importancia del clima, Omán es un país de temperaturas sofocantes (casi insoportables en verano) que cuenta con importantes lugares por descubrir, lugares que con las temperaturas de enero y febrero podrás ver placenteramente: la Mezquita del Sultán de Qaboós, totalmente recubierta de mármol de Carrara y con la que pasa por ser la alfombra más grande del mundo en su interior es uno de esos lugares, el zoco de Mutrah, que es uno de los más famosos y antiguos del país, es otro de esos lugares imperdibles de Omán como lo es también el Fuerte de Bahla, una fortaleza en mitad de un Oasis o la ciudad de Nizwa, que es probablemente la ciudad más representativa del país; eso además, lógicamente, de una visita al desierto: Wahiba Sands o desierto de Sharquiya y Al Khaloof, un desierto que llega hasta el mar.