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Destinos impredibles en el Mediterráneo

Una ruta por Grecia a través de sus dioses


Recorrer Grecia es el deseo de millones de personas y en esta ocasión os proponemos una ruta diferente: una que pasa por los puntos donde se encuentran los templos más importantes dedicados a los dioses griegos.

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Grecia es uno de los países más bellos del mundo y debe mucho de esta afirmación a su historia, antigua, espiritual, llena de conocimiento y de sensibilidad. Con rincones impregnados de esta magia antigua y pruebas de lo que el ser humano era capaz de hacer hace miles de años, Grecia es una visita obligatoria para todo aquel que ame conocer las diferentes culturas del mundo.

Y en este caso os proponemos una ruta diferente. Una ruta que pasará por varias de sus lugares más populares y que pretende recorrer buena parte de la mitología griega, pues iremos en busca de esos templos que se construyeron como ofrenda a los dioses, como casa para las estatuas que representaban las figuras que los griegos veneraron.

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Empezamos en Atenas, como no podía ser de otra manera. En la capital griega encontramos una concentración tan grande de historia, arquitectura y belleza que es difícil recorrerla en poco tiempo: querrás detenerte horas enteras en cada lugar.

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En Atenas encontramos, en primer lugar, el templo de Zeus Olímpico, conocido también como Olimpeion, dedicado al 'padre de todos los dioses'. Se dio por concluida la obra en el siglo II, después de varios cientos de años trabajando en ella. Solo quedan los restos pero no necesitamos nada más para entender lo inmenso que fue. Colocarse frente a él y entender que lleva miles de años en pie es abrumador... Y solo es la primera parada.

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La Acrópolis de Atenas merece una visita profunda, duradera, hecha a conciencia. En primer lugar, debemos hablar del Partenón, construido en el siglo V a.C. y dedicado a la diosa Atenea, protectora de la ciudad según los atenienses, diosa de la guerra, de la sabiduría. Es uno de los templos más conocidos de Grecia, su fama está más que justiciada.

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En la Acrópolis también encontramos el Erecteion, que data del siglo V a.C. y está dedicado a Poseidón; también a Erecteo, rey mítico de la ciudad, a quien le debe el nombre. El pequeño templo de Atenea Niké, Atenea Victoriosa, conmemora una victoria de los griegos sobre los persas y fue construido en el siglo V a.C., ya en tiempos de paz.

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Cerca de la Acrópolis se encuentra el templo de Hefesto o Hefestión, el que probablemente sea el templo griego mejor conservado del mundo. En este templo se rendía culto tanto a Hefesto, el dios de la metalurgia, como a Atenea Ergané, diosa de la cerámica griega y la artesanía. Con la Acrópolis tan cerca, el templo de Hefesto no suele ser prioridad en los turistas pero merece la pena invertir tiempo en él.

Se sabe que en Atenas existieron otros muchos templos, como el templo de Afrodita o uno dedicado a Ares, pero el paso del tiempo ha borrado por completo su existencia; en algunos casos, no quedan más que restos a modo de conmemoración.

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Desde Atenas nos trasladamos a Sunión, en el sur de la península de Ática. Es allí donde encontramos el templo dedicado a Poseidón que, en un magnífico detalle, está rodeado por el mar en tres de sus lados. No se conserva demasiado del mismo, apenas unas columnas, pero hay que visitar los restos del templo dedicado al dios de los mares.

Nuestra siguiente parada es Corinto, incluso aunque lo único que podamos ver en su Acrópolis sean restos de lo que antaño fue un templo dedicado a Afrodita. Con el paso de los años, quedó convertido en una iglesia y posteriormente en una mezquita. Albergaba estatuas de la diosa, también de Eros y de Helios, protector de la Acrópolis. Para muchos, la Acrópolis de Corinto es la mejor del país y eso es mucho decir. Es una visita imperdible, desde luego, y los restos del templo en cuestión se encuentra en el punto más alto de la colina.

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Nos trasladamos ahora hasta el Peloponeso para disfrutar del templo de Apolo Epicuro. Construido en el siglo V a.C., está muy bien conservado y tiene una característica especial: está alineado en dirección norte-sur y no este-oeste, como suele ser habitual en los templos griegos. Con el fin de preservar el templo tanto como se pueda, en la actualidad se encuentra cubierto, pero su visita sigue siendo posible.

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Seguimos hasta el templo de Hera en Olimpia, situado al norte de anterior. Es uno de los templos más antiguos de Grecia, pues su construcción se inició en el siglo VII a.C. sobre los restos de un templo anterior; se sabe que a lo largo de su historia ha sufrido derrumbes y modificaciones. Está bastante bien conservado. Hera también cuenta con un templo en Egina, de un gran tamaño e igualmente bien conservado.

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Ponemos fin a nuestro viaje en Delfos, donde se encuentra otro templo dedicado a Apolo. Al menos, los restos de éste, ya que el emperador cristiano Teodosio I lo destruyó casi por completo en el siglo IV, en un intento de acabar con otras religiones. Pese a todo, lo que queda del templo dedicado al dios de las artes es digno de ver. En la Antigüedad, en el mismo templo, se encontraba el conocido oráculo de Delfos.