ÁFRICA
¿Sabías que su significado no ha sido siempre el mismo? Te contamos de dónde proviene el término y a qué ha hecho referencia a lo largo de los años.
Todos hemos escuchado alguna vez la palabra safari. En cuanto alguien la nombra, nos vienen a la cabeza imágenes de las sabanas africanas y de los animales que habitan en ella. Es más, son muchas las personas que sueñan con emprender un viaje de aventura y adentrarse en las profundidades de África a intentar ver de cerca a los cinco grandes: leones, leopardos, elefantes, búfalos cafres y rinoceronte . De hecho, los expertos aseguran que estos son los cinco animales de la fauna silvestre africana en los que todo el mundo piensa cuando se habla de este continente.
Cualquier persona ha escuchado hablar de los safaris y sabe que hacer uno supone recorrer las sabanas africanas con la intención de ver animales salvajes en libertad. Pero, ¿conocemos realmente de dónde proviene el término y todo lo que esconde detrás?
Pues si a ti te interesa descubrirlo, has de saber que la palabra safari proviene del swahili, un idioma que se habla en varios países africanos, pero sobre todo en Tanzania y Kenia. A su vez, safari proviene del árabe y quiere decir viaje. La empezaron a utilizar en el siglo XVIII, pero no para referirse a los viajes que se hacen hoy en día en busca de fauna silvestre, sino para hablar de los viajes que llevaban a cabo los comerciantes.
Años después, ya en el siglo XIX, safari pasó a ser el término con el que se hacía referencia a los viajes de aventuras de exploradores como Gustav Adolf Fischer. Así, su significado comenzó a ser mucho más parecido al que tiene hoy en día, pues estos naturalistas hacían viajes de aventura para estudiar la vida salvaje de África.
Desafortunadamente, mientras estos hombres analizaban la fauna silvestre del continente africano, aparecieron también cazadores europeos que se adentraban en los rincones más salvajes de África en busca de grandes presas. Así, safari se convirtió en una palabra que también podía utilizarse para mencionar excursiones de caza a las que se sumaban incluso autoridades de países de alrededor del mundo con la idea de llevarse a casa animales como si fueran trofeos que más tarde hasta se exponían en museos.
Por fortuna, los dueños de esas tierras exploradas por cazadores se dieron cuenta de que estaban cometiendo un gran error y que era una pena quitarle la vida a los animales que habitaban el continente. Por eso se empezó a apostar por otro tipo de turismo, uno más respetuoso con las diferentes especies animales y con África. Uno en el que las personas pudieran vivir grandes aventuras en las sabanas, pero sin dañar la naturaleza.
Así fue como surgieron los safaris que conocemos hoy en día. Que permiten sumergirse en la naturaleza salvaje de África, sí, pero respetando a todas las especies naturales que viven allí libremente. Ahora el fin de los safaris no es cazar ni llevar a cabo acciones de compraventa de productos. Ahora la idea es disfrutar del entorno natural y observar bien de cerca especies animales salvajes sin causarles ningún daño. Es más, de una manera u otra, los safaris hoy en día contribuyen a la preservación de esas reservas naturales.